Complicaciones neurológicas y pérdida de materia gris: cómo afecta el Covid-19 al cerebro


Covid-19, ¿una patología cerebral? La pregunta puede parecer incongruente. En dos años, el virus SARS-CoV-2, que ha afectado a 452 millones de personas y ya ha causado oficialmente 6 millones de muertes, ha mostrado claramente el color: es por la nariz y por la garganta que nos contagia; por los pulmones nos mata. En dos palabras, una enfermedad respiratoria. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa, más médicos e investigadores descubren que el patógeno afecta a otros órganos. Se ha demostrado daño a los riñones, al sistema digestivo o incluso al corazón. Pero son ahora y sobre todo las consecuencias del Covid-19 en el cerebro las que están en el centro de la atención de varios equipos del mundo.

En enero, Serena Spudich y Avindra Nath, respectivamente investigadoras de la Universidad de Yale y de los Institutos Estadounidenses de la Salud, señalaron en la revista Ciencialos «innumerables complicaciones neurológicas manifestadas durante las fases graves de la enfermedad». Ictus, delirio, inflamación cerebral, encefalopatía o incluso confusión y trastornos neuromusculares… La lista de patologías observadas que elaboran es impresionante. Sobre todo, insisten, “muchas de las personas que experimentan estos síntomas neurológicos tienen menos de 50 años y parecían saludables antes de la infección”.

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Pero estas formas severas no son la única causa. Los dos investigadores recuerdan así los diversos síntomas neurológicos y psiquiátricos asociados con lo que se llama el «Covid largo». Dificultades con la memoria, concentración, dolores de cabeza, fatiga, deterioro del tacto «y, en el peor de los casos, delirio y paranoia». “La heterogeneidad de estos síntomas y la dificultad de distinguir qué está directamente relacionado con el SARS-CoV-2 o con una patología preexistente agravada por el virus supone un enorme desafío para comprender los mecanismos implicados”, escriben.

También nos invitan a mirar los riesgos de ver al virus acelerar o incluso desencadenar patologías neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson en personas mayores. Finalmente, consideran necesario monitorizar las consecuencias a largo plazo de los síndromes inflamatorios múltiples pediátricos (SMPI) observados en algunos niños. «El alcance completo de las complicaciones neurológicas a largo plazo de la enfermedad aún no se ha realizado», concluyen.

Una reducción significativa de la materia gris.

Severo Covid, “Long Covid”, PIMS… Si el daño cerebral afecta a varias categorías de infectados, al menos estos parecían quedar hasta ahora en una minoría, formada por los casos más graves. Además, las observaciones realizadas a posteriori no ofrecían la seguridad de que se tratara de consecuencias directas de la infección. Quizás el gusano ya estaba en la fruta. Un estudio británico, publicado el martes 7 de marzo en la revista Naturalezalevanta estas dos reservas y por lo tanto oscurece un poco más el panorama.

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