Copa Mundial Femenina: victoria y récords de Nueva Zelanda y Australia en la inauguración


EL Copa del Mundo Femenina abrió el jueves con entusiasmo por la Nueva Zelanda y elAustralia, naciones anfitrionas, ambas victoriosas desde el principio con récords de asistencia, un día histórico empañado por un tiroteo en Auckland y la lesión de Sam Kerr. Más de 115.000 espectadores, en total, asistieron a los dos partidos inaugurales del torneo. Y se echaron a perder, con la sorpresiva victoria de los neozelandeses ante Noruega (1-0) y la más esperada victoria de los australianos ante Irlanda (1-0).

El público neozelandés acudió al llamado, con 42.137 espectadores congregados en el famoso Eden Park, récord para un partido de fútbol en el archipiélago, según la Federación local. En cuanto a los hinchas de las ‘Matildas’ australianas, también marcaron una casa histórica para el fútbol femenino, con 75.784 inscritas en el Stadium Australia, el mítico teatro de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

Crédito: FRANCK FIFE / AFP

un minuto de silencio

Los organizadores esperan que este fervor acompañe durante un mes de competición (hasta el 20 de agosto) esta novena edición del Mundial femenino, programada para acelerar el desarrollo de la disciplina, entre una creciente profesionalización y apuestas por la igualdad. En la cancha, las «Football Ferns» de Nueva Zelanda estuvieron a la altura del desafío, contra Noruega en Ex Balón de Oro del Lyon Ada Hegerberg, en un partido inaugural que se dejó llevar tras el descanso. Un gol de la delantera Hannah Wilkinson (48º) les dio la primera victoria (1-0) en la competición, en su decimosexto intento.

2.000 kilómetros al oeste, el jugador del Arsenal Steph Catley se puso el traje de heroína al convertir un penalti en el minuto 52. Un momento de escalofríos para todo un estadio con entradas agotadas y mucho más. El local de Federation Square en Melbourne, donde se instaló una pantalla gigante, dejó estallar notablemente su alegría a pesar del frío de esta noche de invierno austral. El ‘Ola’ desplegado en el estadio casi nos ha hecho olvidar la lesión de la estrella ofensiva y capitán Sam Kerr, golpeado en la pantorrilla el miércoles y baja por al menos dos partidos. Un duro golpe para los ‘aussies’, sobre todo si la ausencia se prolonga más allá del 31 de julio, fecha del choque del grupo B ante los campeones olímpicos canadienses.

Los dos primeros partidos cargados de emociones fueron precedidos por un minuto de silencio en honor a las dos personas que murieron en un tiroteo anterior en el centro de Auckland. El tirador también perdió la vida. El incidente, ajeno al torneo según la FIFA, trastornó la preparación de varias selecciones cercanas, incluida la bicampeona americana. La FIFA y las autoridades de Nueva Zelanda han asegurado que no hay preocupaciones particulares relacionadas con la seguridad en torno a la competencia.

«El mundo mirará»

Esto está destinado a ser histórico. Primera Copa del Mundo con 32 equipos, primera Copa del Mundo en el hemisferio sur, primera Copa del Mundo coorganizada por dos países: los 736 jugadores convocados para esta edición esperan llevar su disciplina a un nuevo nivel, cuatro años después de la exitosa edición en Francia. “Este trofeo se volverá emblemático y veremos partidos excepcionales aquí. El mundo estará mirando”, se entusiasmó Gianni Infantino, presidente de la Fifa que espera “una celebración” del fútbol femenino, ocho meses después de un deplorado Mundial masculino en Qatar.

Este contexto viene acompañado de dotaciones históricamente altas de la FIFA: 152 millones de dólares prometidos a los equipos, es decir, tres veces más que en 2019 y diez veces más que en 2015. Pero esta aceleración viene acompañada de dudas en torno al estado de salud de los jugadores. Muchas estrellas, como la francesa Marie-Antoinette Katoto o la inglesa Beth Mead, se retiraron por una grave lesión en la rodilla.

Esta competición en el hemisferio sur entre julio y agosto plantea también la cuestión de las audiencias televisivas de los principales países futbolísticos, que en ocasiones tendrán que madrugar para ver los partidos por la diferencia horaria. La FIFA evitó por poco un fiasco audiovisual firmando acuerdos de retransmisión en Europa y Japón a última hora.





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