Sylvain Barone, investigador especialista en gestión del agua del Instituto Nacional de Investigaciones Agroalimentarias y Ambientales (Inrae) y coautor del libro Políticas de aguapublicado en 2019 (LGDJ), explica por qué no todos los usuarios del agua son iguales y llama a involucrar a los ciudadanos en las discusiones sobre el futuro de este recurso vital.
El gobierno enumera alrededor de cien municipios actualmente privados de agua. ¿Hay un problema de solidaridad ante la sequía?
La solidaridad entre territorios opera en estos períodos: el Estado organiza la transferencia de recursos, el servicio por camiones, etc. La política pública de gestión del agua tiene dos aspectos. Uno corresponde a tiempos de crisis, como el que estamos viviendo. El otro es plurianual y se basa en una amplia consulta, realizada en particular dentro de los comités de cuenca. Estos guían las acciones de las seis agencias de agua ubicadas en Francia continental. Es costumbre llamar a estos órganos, donde se sientan los representantes del Estado, las autoridades locales y los usuarios, «parlamentos del agua».. Presenta las estrategias sobre la distribución del recurso, las autorizaciones de retiros, la planificación de las deducciones de almacenamiento…
Pero cuando hay sequía, se trata de evitar cortes de suministro a corto plazo. Los prefectos deciden entonces las medidas de restricción de emergencia, según la evolución del caudal de los ríos y el nivel de las capas freáticas subterráneas. Estos son los muchos decretos prefecturales que hemos visto florecer en las últimas semanas. La ley señala las prioridades en blanco y negro: asegurar el suministro de agua potable, salud pública, seguridad ciudadana – extinción de incendios – ecosistemas acuáticos. Pero, de hecho, estos textos incluyen muchas excepciones, decididas de una manera no siempre muy transparente. Ellos son los que alimentan las polémicas del momento sobre el riego de tierras agrícolas, campos de golf…
¿Todos los usuarios del agua son tratados por igual?
No realmente. Ciertos actores económicos como los regantes están presentes en los comités de sequía que el prefecto consulta antes de redactar sus decretos y logran obtener arbitrajes favorables. Pero hemos cambiado de época: la actual sequía se convertirá casi en la norma en el futuro, durante el verano. Deberíamos aprovechar este episodio de escasez para iniciar una reflexión incluyente y democrática sobre los usos y el reparto del agua, antes de que las próximas lluvias releguen el tema para más adelante.
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