Drones, una nueva herramienta de trabajo para los delincuentes


Un dron pirata, utilizado para una película comercial, cambia repentinamente su trayectoria y se precipita a más de 100 km/h sobre el jefe de una gran empresa. Otros dos dispositivos zumban alrededor de un sedán en un semáforo en rojo, dificultando el arranque del conductor, cuando individuos encapuchados aparecen y se apoderan del lujoso vehículo. En otro lugar, un dispositivo controlado a distancia desde un apartamento anónimo coloca drogas al pie de un traficante que un cliente acaba de recoger.

Estos hechos no se produjeron. Todavía no. Pero para los servicios de seguridad, ilustran una amenaza aún en ciernes: el uso indebido de drones con fines delictivos. “La primera cualidad de los drones es su versatilidad, los riesgos que pueden presentar son múltiples”resumía una nota del centro de investigaciones de la Escuela de Oficiales de Gendarmería Nacional, a principios de abril.

Entre 2017 y 2021, el número de estos dispositivos cayó de 400.000 a 2,5 millones en Francia, estimó un informe senatorial dedicado a «guerra de drones» en julio de 2021. Esta generalización ha venido lógicamente acompañada de una bajada de precios: un dispositivo relativamente sofisticado cuesta apenas entre 300 y 1.000 euros, dependiendo de las opciones que ofrezca, como la calidad de sus cámaras. Para los delincuentes que han aprovechado completamente las oportunidades que ofrecen tales máquinas, la inversión es mínima.

Encarnando la ambivalencia inherente a toda tecnología, los drones pueden entregar urgentemente bolsas de sangre, advertir sobre riesgos de avalanchas o brindar una valiosa asistencia en la lucha contra incendios forestales. Pero también pueden informar a los delincuentes, piratear sistemas informáticos, frustrar la acción de las fuerzas del orden. O incluso matar.

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“Hay que matizar el alcance puramente letal de un dron: depende de su envergadura, de la capacidad de carga y de la autonomía de un aparato pequeño, necesariamente más limitado, templa Océane Zubeldia, investigadora del Instituto de Investigaciones Estratégicas de la Escuela Militar y autora deHistoria de los drones (Perrín, 2012). Pero este vector deshabitado es muy atractivo: la sencillez y el uso remoto, que ya no requiere contacto y por lo tanto permite que los terroristas actúen con total impunidad. »

Obstáculos importantes para la lucha.

Los incidentes enumerados por la policía van en aumento: los sobrevuelos de instalaciones nucleares, inquietantes pero no necesariamente maliciosos, o de sitios oficiales como Fort Brégançon (Var), lugar de vacaciones presidenciales, son seguidos ahora por más episodios más frecuentes y próximos entre sí, que dar testimonio mucho más claro de las intenciones criminales.

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