Mientras que otros fabricantes de automóviles están reduciendo sus planes de vehículos eléctricos, BMW está yendo con todo silenciosamente.
«El punto de inflexión para el motor de combustión se produjo el año pasado», dijo recientemente el director financiero Walter Mertl a los periodistas en una mesa redonda en Munich. El fabricante de automóviles alemán ha visto estancarse las ventas de sus vehículos de combustible fósil y espera una lenta caída, dijo. «El crecimiento procederá cada vez más de los vehículos eléctricos».
BMW vendió un récord de 2,5 millones de vehículos el año pasado, el 15% de los cuales eran todos eléctricos. Este año, la compañía cree que venderá 500.000 vehículos eléctricos, o un 33% más que el año pasado.
La declaración de Mertl fue notablemente decisiva dado el compromiso previamente vacilante de la compañía con los vehículos eléctricos.
No hace mucho, BMW estaba ocupada cubriendo sus apuestas, creando una nueva arquitectura de vehículo conocida como CLAR que podía acomodar tres sistemas de propulsión diferentes (motor de combustión interna, híbrido enchufable y totalmente eléctrico) en la misma línea de producción. La gerencia no estaba segura de hacia qué dirección se dirigía el mercado, por lo que intentó cubrir sus bases con una plataforma que esperaba que lo hiciera todo.
No debe haber sido tan fácil como BMW había anticipado, porque el primer vehículo eléctrico de la compañía construido sobre la plataforma, el i4, no se materializó hasta 7 años después del debut del primer automóvil CLAR. Una mirada al i4 y los compromisos fueron obvios: el túnel, que cubre el eje de transmisión en el modelo de combustible fósil, estaba vacío y el espacio debajo del capó estaba solo medio lleno. Eso marcó un gran alejamiento de las prácticas estándar, porque los fabricantes de automóviles normalmente abarrotan todos los rincones para optimizar el uso de metal en el marco para ahorrar costos y peso. El i4, a pesar de todos sus puntos fuertes, se quedó corto en muchas áreas.