El productor ganador del Oscar Gerardo Herrero trae vertiginoso título malagueño ‘Under Therapy’ a los cines españoles Lo más popular Lectura obligada Suscríbete a boletines de variedades Más de nuestras marcas


El veterano productor ganador del premio Oscar Gerardo Herrero, («El secreto de sus ojos») regresa a la silla del director con «Under Therapy», su cruda y desconcertante interpretación en la pantalla grande de la producción teatral del dramaturgo Matías Del Federico. El proyecto se inclinó en competencia en el Festival de Cine de Málaga a principios de esta semana y está programado para un estreno más amplio en los cines españoles el viernes.

Latido Films se encarga de las ventas internacionales.

Enamorado de la interpretación escénica, Herrero se inspiró para agregar un toque claramente cinematográfico al guión, honrando sus fundamentos más oscuros en medio de las ansiosas bromas de las narraciones.

“La primera vez que vi la producción me enamoré de la obra”, dijo Herrero. Variedad. “A pesar de que el programa está muy bien dirigido, escrito e interpretado, para mí es mucho más ligero que la película. La película no es una comedia, es un drama con humor”, reveló. “Me encanta que se rían y que después se congelen, sonrían y piensen: ‘¿De qué diablos me estoy riendo?’ El micro machismo que todos llevamos dentro, la película habla de muchas cosas, de la educación de los hijos, de las relaciones, del sexo en pareja, de los celos, de la aceptación de los maridos, del trabajo de la mujer fuera del hogar, y varios temas más”.

Siguiendo a tres parejas dispares mientras asisten a una sesión de terapia grupal poco convencional, la adaptación ve a sus personajes encargados de ayudarse mutuamente a recuperarse de traumas profundos que se deshacen frenéticamente de las instrucciones que su terapeuta ha garabateado y metido dentro de ocho sobres.

Un decorado bien equipado se convierte en un elemento clave adicional, ya que sus accesorios nostálgicos y colocados con precisión facilitan a los personajes alrededor del espacio de una escena a otra, lo que les permite espacio para envolver la ubicación, maniobrando limpiamente a sus compañeros. Una silla de oficina de la era Eames utilizada como refugio durante una conversación difícil se encuentra cerca de un carrito de bar, las pinturas del aclamado artista Fermín Alvira se convierten en un mecanismo para romper el hielo para el grupo: cada parte del espacio tiene un propósito.

“Nos ocupamos mucho de la decoración, los colores de las paredes, los cuadros y el mobiliario. Pasamos por las tiendas de muebles de Pamplona para elegir sofás y mesas. Por ejemplo, la butaca en la que gira Alexandra mientras Fele se mueve”, apunta Herrero. “El decorado se inspiró en el movimiento de la cámara. Elegí al pintor cuyas pinturas también me ayudaron a revelar los personajes.

Herrero consigue captar el estado crudo y emotivo de los actores mientras habitan sus papeles, algo que aporta a los periodos de ensayo previos a los rodajes.

“La clave fue la semana de ensayos en plató, con el decorado de plató casi terminado, por las mañanas y parte de la tarde hacíamos ensayos con movimiento. Todos los días, antes de que comenzara el rodaje, hacíamos más ensayos de los textos y movimientos, durante una hora más o menos, y luego filmábamos sin parar hasta que se agotaba el tiempo”, explicó.

Al hablar de la división entre el escenario y la pantalla, agregó: “La decisión de abandonar la idea del plano secuencia, que convertimos en planos secuencia de hasta ocho minutos, pero desde diferentes ángulos de cámara, me entusiasmó la idea de ver el teatro no en un plano general, sino en diferentes tamaños, como si estuvieras viendo lo que les sucede a los actores en diferentes tamaños, y encima del escenario.

Un elenco dinámico que incluye a Malena Alterio (“Vergüenza”), Alexandra Jiménez (“Historias Para No Contar”), Fele Martínez (“La mala educación”), Antonio Pagudo (“El síndrome de Svenson”), Eva Ugarte (“ Velvet”) y Juan Carlos Vellido (“El Hierro”), saca a relucir toda la emoción mientras arrojan golpes, preguntas y juicios por la sala mientras la trama avanza hacia su sísmica escena final.

Hererro admitió que este deslumbrante conjunto de actores «podría haberlo hecho todo de una sola vez», y que dirigirlos se trataba en última instancia de, entrega, esfuerzo, conocer a la perfección el texto, ser generoso, escuchar e interactuar con sus compañeros y tener talento”.

El proyecto está producido por Tornasol Media de Herrero y Javier López Blanco (“No mires a los ojos”) junto a la española Alcaraván Films (“Noche de doce años”) en colaboración con Movistar Plus+ y las iniciativas del Gobierno de Navarra. La distribución en España corre a cargo de Syldavia Cinema (“Eva No Duerme”).

Como dos veces máximo ganador en Málaga y competidor en San Sebastián, Herrero ha demostrado ser uno de los directores españoles más resistentes, en constante evolución desde que insufló aire fresco a Valladolid en 1987 con “El Acecho”.

A lo anterior, observó que “ha llovido un poco desde el 87. Los años te dan experiencia, seguridad en lo que haces y descubres que lo más importante en una película son los actores”, concluye, “detesto las películas aburridas, no hablan de nada”.





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