¡Ella también era una reina organizacional! Así cumplió Isabel II su último deseo


2000 invitados, incluidos jefes de estado como el presidente de EE. UU. Joe Biden (79), que por cierto se sentó muy atrás en la iglesia, asistieron al servicio conmemorativo del centenario el 19 de septiembre en Londres, y todo el mundo observó. Pero un acto de las celebraciones meticulosamente planeadas finalmente excluyó a casi todos los espectadores a pedido del monarca.

Porque después del servicio de mudanza en la Abadía de Westminster y la posterior ceremonia en la Capilla de San Jorge, donde se bajó el ataúd a la bóveda real, siguió una despedida mucho más personal por la noche. Lejos de las cámaras de televisión, en el estrecho círculo familiar, sus más cercanos confidentes acompañaron entonces a la regente en su último viaje. Porque ese era también el deseo de la gobernante amante de los animales, que lo había planeado todo de antemano: un último adiós entre las personas cercanas a ella en la cripta de la capilla, para luego encontrar su última morada junto a su difunto esposo Felipe ( † 99) y sus padres. Para este propósito, su ataúd fue finalmente vuelto a enterrar durante la ceremonia de la noche.



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