En Marsella, un acuerdo de ocupación legaliza una okupa regentada por solicitantes de asilo


Lo llaman «le Saint-Bazile», por la calle que alberga este edificio Art Deco, a pocos pasos de La Canebière, en el centro de Marsella (1ejem ciudad). El edificio de cinco plantas, que durante un tiempo fue uno de los escaparates locales del Partido Comunista Francés, alberga una experiencia sin precedentes en una ciudad donde uno de cada dos solicitantes de asilo no encuentra alojamiento oficial. Okupado desde el verano de 2021 y autogestionado por una asociación de inmigrantes, Saint-Bazile ha sido objeto, desde el 1ejem julio, de un acuerdo de ocupación temporal con su propietario, el establecimiento de tierras públicas Provence-Alpes-Côte d’Azur. Allí se legaliza la presencia de unos cuarenta habitantes durante nueve meses.

“Aquí nos sentimos seguros. No hay peleas, no hay tráfico de drogas…”, sonríe Moses Bright, 28. En la cocina común del cuarto piso, escasamente equipada, este nigeriano prepara la comida para su hijo de 20 meses y su pareja. A su llegada a Marsella, dos años antes, la pareja encontró refugio en la okupa gigante de la ciudad de Flamingos, regentada por traficantes de sueños y redes de drogas. Un incendio provocado, que provocó la muerte de tres personas, provocó la evacuación del edificio y devolvió a la familia a la calle. Hasta que conoce al Saint-Bazile. Moses, al igual que los demás residentes, ayudó a pintar las paredes y alicatar un baño. Cada quince días, dice, va a la reunión de los ocupantes, y, cada domingo, participa en la limpieza de los espacios compartidos. “Y cuando hay un problema, podemos hablar con la gente”concluye.

Veintidós dormitorios

En el piso de arriba, en la terraza donde a veces duermen cuando hace calor, Amidu Kamara y Salieu Bamba también se dicen: «aliviado». Estos dos sierraleoneses, de 34 y 25 años respectivamente, que llevan más de tres años en Francia, ocupan cada uno una de las veintidós habitaciones del Saint-Bazile. “Estábamos durmiendo en la calle cuando Alieu vino a hablarnos del edificio. Solo dijo que había reglas internas: nada de drogas, nada de prostitución, nada de negocios, nada de ruido que pudiera molestar a los vecinos…”.explica el más joven.

En la azotea de la okupación de Saint-Bazile, autogestionada por una asociación de inmigrantes y ocupada desde el verano de 2021, en Marsella, el 20 de julio de 2022.

Alieu es Alieu Jalloh, 35 años. Él también es sierraleonés. En Francia desde 2017, el que fuera comerciante en el país vivió el precario viaje del migrante antes de obtener su estatuto de refugiado por diez años, en noviembre de 2021. No vive en Saint-Bazile, pero vela por su buen funcionamiento. Desalojado de la primera okupación donde había encontrado refugio, Alieu puso en marcha, en 2019, con un puñado de otros migrantes, la Asociación de usuarios de la plataforma de acogida de solicitantes de asilo (AUP). “Al principio era para denunciar las disfunciones de la plataforma [passage obligé pour déposer une demande d’asile] : las cartas que se perdieron, las citas canceladas sin justificación…”él dice.

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