La Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, confirmó que Estados Unidos no exportará sus chips de supercomputadoras de primer nivel a China debido a preocupaciones militares, informa The Hill. Durante su reciente viaje a Beijing en medio de crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, Raimondo enfatizó el compromiso de la nación de limitar la capacidad militar de China. También reveló un ciberataque que sufrió por parte de fuentes chinas.
Durante una aparición reciente en «Meet the Press» de NBC, Gina Raimondo aclaró la postura de Estados Unidos sobre las exportaciones de chips a China. El presentador Chuck Todd preguntó sobre la posibilidad de que Estados Unidos exporte sus chips avanzados a China, así como el impacto de estos chips en las fuerzas armadas de la República Popular. En respuesta, Raimondo afirmó que el objetivo principal es limitar las capacidades militares de China.
«Estamos tratando de asfixiar su capacidad militar», dijo Raimondo. «Entonces, si sienten eso, significa que nuestra estrategia está funcionando. Ciertamente, bajo mi mandato, no vamos a vender a China el chip estadounidense más sofisticado que ellos quieren para su capacidad militar».
Raimondo destacó aún más las intenciones estratégicas y afirmó que Estados Unidos se abstendría de suministrar a China chips estadounidenses sofisticados que necesita para reforzar su poder militar. Esta decisión se alinea con los esfuerzos continuos de Estados Unidos para mantener una ventaja estratégica en áreas tecnológicas clave.
En medio de estas declaraciones, Raimondo sigue siendo optimista sobre el papel de Estados Unidos en el panorama mundial de los semiconductores. Ella imagina que Estados Unidos establecerá un ecosistema de semiconductores líder en el mundo para 2030. Destacó la importancia de reactivar la fabricación nacional y la investigación pionera en este campo para garantizar la prominencia de Estados Unidos.
Para complicar su viaje diplomático a Beijing, Raimondo reveló que había sido objeto de una intrusión cibernética que se remontaba a agentes chinos. A pesar de este desafío, abordó sus reuniones en Beijing con franqueza, abordando diversas preocupaciones de Estados Unidos, que iban desde la seguridad nacional hasta los intereses laborales y comerciales. No dudó en discutir estos temas críticos con sus homólogos chinos.