Estos protestantes evangélicos que intentan convertir a los transeúntes musulmanes en la calle


Por Louise Couvelaire

Publicado ayer a las 01:16, actualizado a las 07:01

La escena tiene algo de surrealista. Place de la République, en París, unos quince fieles, baberos «Jesús salva» en francés y árabe prendidos en la espalda, rezan en círculo y en voz alta antes de cantar alabanzas. Estos evangélicos protestantes, miembros de la asociación Todos por Cristo, se turnan alrededor de una mesa plegable con termos de café, plátanos, ensaladas y tratados, biblias, evangelistas. Todo es gratis. ¿Su misión? “Difunde las buenas noticias. » Claramente, para evangelizar a los transeúntes.

Bajo la estación Barbès-Rochechouart, en el distrito 18 de París, el 25 de diciembre de 2021.

Los hay que recorren su camino con una sonrisa divertida y los que trazan el camino levantando los ojos al cielo. Hay habituales del barrio que ya ni los ven, los más pobres que aprovechan una taza de café y una bolsa de comida, en la que se desliza un volante “¿Conoces a Jesús? y un evangelio. Y luego están los que aceptan tomarse el tiempo para hablar de lo divino en el espacio público. Estos son en su mayoría de fe musulmana. Este es el sentido de estas operaciones de evangelización callejera: frente a la decadencia de la religiosidad en la sociedad francesa, convertir a los “últimos” creyentes.

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“Los musulmanes son el principal objetivo de estas expediciones, porque, en Francia, son los últimos, o casi, en seguir creyendo”, explica Fatiha Kaouès, socióloga de las religiones del CNRS, autora de una tesis, en 2013, sobre el desarrollo del protestantismo evangélico en Oriente Medio. “Es mucho más fácil hablar de religión con los musulmanes, a los demás no les interesa”, confirma Jamel Attar, ex musulmán converso, pastor en Caen desde hace más de veinte años.

Bajo la estación Barbès-Rochechouart, en el distrito 18 de París, el 25 de diciembre de 2021.

Los ateos, agnósticos y católicos son reacios a hablar de Dios. “Los dos primeros son bastante herméticos, y el tercero considera la religión como un asunto privado”, señala Corinne, que desea mantener su apellido en silencio. La joven trabaja en la editorial evangélica La Voz de los Profetas, cuyas producciones (folletos, libros, CD, DVD, etc.) buscan “hacer accesible el mensaje de la Biblia a los no cristianos, especialmente a las personas de origen musulmán”. Un objetivo ahora compartido por otros cristianos.

«Nos estamos tomando un respiro»

Recientemente, Pierre, de 30 años, fundador de Tous pour Christ, y su pequeño grupo de evangélicos se han enfrentado a la competencia de los católicos, que han decidido organizarse para “Bienvenidos musulmanes que llaman a la puerta”, tal como lo resume Marc Fromager, director ejecutivo de Mission Ismérie, del Islam a Cristo. Esta asociación, creada hace dos años, reúne iniciativas de laicos católicos similares en Francia. Prueba de este nuevo impulso misionero, en 2020, la diócesis de París nombró a un sacerdote encargado de la cuestión musulmana. “En materia de evangelización, estamos tomando un pequeño respiro, aunque estemos por detrás de los evangélicos”, observa este sacerdote, que también desea permanecer en el anonimato.

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