Fin de la vida: la medicina paliativa importa tanto, si no más, que la legalización de la eutanasia


Prohibida en Francia, legal en algunos vecinos europeos -Bélgica, Suiza, Países Bajos, España-, la eutanasia y el suicidio asistido han desatado pasiones durante años en la sociedad francesa, entre partidarios y detractores de la legalización. Para reflexionar de manera razonada y serena sobre una posible evolución de la legislación francesa a favor de la legalización de la asistencia activa al morir, el 9 de diciembre se inauguró una convención ciudadana sobre el final de la vida.

“La eutanasia es un fracaso de la sociedad en general”

Inspirada en gran medida en la convención climática de los ciudadanos, esta asamblea reúne a más de 170 ciudadanos que deberán dar las conclusiones de sus debates a finales de marzo. Si resultan concluyentes, un proyecto de ley podría ver la luz antes de fin de año. A medida que se acerca el final de la convención ciudadana, Europa 1 ha decidido dedicar su Thema Friday a: «Eutanasia, cuidados paliativos, suicidio asistido: vivir mejor al final de la vida».

“La eutanasia es un fracaso de la sociedad en general”. Para Laetitia Dosne, el mensaje es claro. Según el gerente general de HELEBOR, que contribuye al desarrollo de los cuidados paliativos, la cuestión de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido no tiene razón de ser. La prioridad está en otra parte: «Hoy en Francia, hay una falta de acceso a la medicina paliativa que es absolutamente necesario cubrir», ya sea en términos de información sobre este apoyo al final de la vida para los ciudadanos, formación durante los estudios médicos o unidades de cuidados paliativos. (USP), distribuidas desigualmente en el territorio nacional.

Hoy, 26 departamentos no tienen USP. “Los cuidados y la medicina paliativa en general no han tenido el mismo nivel de inversión y desarrollo que otros aspectos de la medicina en los últimos veinte años”, lamenta la directora del Centro Nacional de Cuidados Paliativos y Fin de la Vida (CNSPFV), Giovanna Marsico, que forma parte del comité de gobierno de la Convención de Ciudadanos sobre el final de la vida. Como resultado, «la mayoría de las personas enfermas que necesitan cuidados paliativos no tienen acceso a ellos», señala Laetitia Dosne. De ahí la urgencia, según ella, de poner en el centro del debate la mejora de la medicina paliativa y todos sus componentes: atención, información, escucha, apoyo psicológico, en particular por parte de los familiares y solidaridad.

¿Renunciar a la eutanasia gracias a la medicina paliativa?

Un refuerzo necesario, cuando “sabemos que los cuidados tempranos del final de la vida pueden aumentar la esperanza de vida”, subraya Giovanna Marsico. Laetitia Dosne va más allá. Está convencida de que una medicina paliativa más extendida -que tuviera en cuenta a la persona en su conjunto- reduciría la necesidad de las personas enfermas o al final de la vida de recurrir a la eutanasia o al suicidio asistido. “Una petición de eutanasia es un grito de auxilio. Cuando un enfermo lo pide y llega a cuidados paliativos, se le alivia el dolor físico y psíquico, se le cuida con más tiempo, que respondemos a sus necesidades y deseos, te puedo garantizar que ya no pide morir”, asegura quien ha vivido estas situaciones en varias ocasiones cuando era compañera voluntaria.

El profesor Régis Aubry, jefe del centro de autonomía del Hospital Universitario de Besançon y miembro del Comité Consultivo Nacional de Ética (CCNE) comparte esta opinión: «El trabajo de investigación muestra claramente que la oferta de apoyo y cuidados paliativos contribuye a reducir considerablemente las solicitudes de atención activa asistencia para morir». Un hallazgo que se aplica tanto a las solicitudes relacionadas con el dolor como a las relacionadas con un sentimiento de indignidad de las personas que se consideran «una carga inútil para la sociedad».

En cambio, el profesor matiza más: “Disminuye, pero no cancela todas las solicitudes”, asegura. Al igual que Giovanna Marsico, para quien no es constante. «A pesar de los buenos cuidados paliativos, algunas personas continúan solicitando el acceso a la asistencia activa para morir. Por el contrario, algunos sufren enormemente, necesitan cuidados paliativos, pero no tanto como para elegir la eutanasia. Solo quieren un mejor acceso a la atención, » ella explica.

Una caída considerable de las solicitudes de eutanasia vinculadas a mejores cuidados paliativos es el principal argumento de quienes «defienden la posibilidad de permanecer en una legislación que prohíba la asistencia activa al morir», según el presidente de la CNSPFV. Un argumento que sigue siendo «completamente audible», ya que la oferta de paliativos «es un requisito, independientemente de que la eutanasia y el suicidio asistido sean legales». Para el profesor Régis Aubry, la cuestión paliativa y la de la asistencia activa al morir son paralelas, pero es «imposible ocuparse de la segunda sin haber investido la primera». Sin embargo, en la actualidad, la eutanasia se presenta con más frecuencia que la medicina paliativa en el debate público.

La eutanasia conserva su lugar en el debate público

Si bien esto último debe primar en el debate público, la asistencia activa al morir no debe quedar en el olvido. Como explica Régis Aubry, la medicina paliativa no siempre puede responder al dolor físico o psíquico de la persona. «En algunas excepciones, las personas ya no encuentran sentido a su existencia. ¿Y quiénes seríamos nosotros para decidir el sentido de la vida de los demás?», se pregunta. Además de la sedación profunda y continuada, la asistencia activa al morir se posiciona entonces como una posible alternativa.

Sin embargo, debe ser objeto de una escucha real y de un viaje con la persona para comprender cuál es la base de la solicitud «antes de considerar que esto significa la voluntad de la persona», explica el profesor que destaca la Opinión 139 del CCNE. Este texto especifica “que no debe confundirse la petición con la expresión de la voluntad”. De ahí la importancia de no considerar nunca la asistencia activa al morir como «una respuesta a primera vista sin un análisis en profundidad», concluye el profesor.



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