Guerra Israel-Hamás: Netanyahu en crisis


Benjamín Netanyahu instaló su cuartel de guerra en la calle Caspi de Jerusalén. Agentes del Shin Bet, el servicio de seguridad interior del Estado judío, colgaron cámaras en los cipreses de este callejón sin salida situado en una colina, verticalmente sobre el distrito palestino de Silwan. Instalan antenas seguras en los tejados de la residencia con piscina donde hoy se aloja el Primer Ministro, cuya residencia está en construcción por un amigo americano, Simon Falic, afincado en Miami (Florida) y cercano a la derecha israelí.

“No tengo nada más que perder. Quiero que Bibi me vea. » El sábado 28 de octubre, los agentes del Shin Bet se rinden ante Yael Alon, la madre de un soldado asesinado por Hamás el 7 de octubre. No se atreven a impedirle expresar su duelo bajo las ventanas de Netanyahu. Desde el jueves tiene un cartel que proclama: “Mi padre murió en abandono en 1973. [durant la guerre du Kippour]. Mi hijo murió en el abandono de 2023”. Dor Alon, teniente de la brigada Golani, fue asesinado poco antes de cumplir 23 años cerca del kibutz de Kfar Aza.

METROa mí Alon se unió a dos docenas de manifestantes en la calle Caspi, que exigen la dimisión del Primer Ministro. Los vecinos les llevan café. Otros, junto con sus hijos, colgaron carteles en las puertas de sus casas que decían al jefe de gobierno: “No buscarás eludir tus responsabilidades”.

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» Es tu culpa. Destruiste el ejército”, – replica una pareja de origen sefardí a los manifestantes. Culpan de la derrota a los oficiales de reserva que todavía se manifestaban en septiembre, hace años, contra las reformas de Netanyahu: “Nos traicionaste. La culpa no es de Bibi sino del ejército y del Shin Bet. »

Mensaje controvertido

Los israelíes vienen repitiendo este diálogo desde el 7 de octubre. A favor o en contra de “Bibi”: la guerra prolonga un dilema trillado. El “Rey Bibi” ya no existe, pero continúa en su cargo. El viejo El “Señor Seguridad” exaspera a sus conciudadanos. Parece distante, aislado. Los editorialistas de todos lados lo critican cuando guarda silencio, suspiran cuando aparece. Denuncian la incompetencia de quienes lo rodean: el director de su oficina, Yossi Shelley, el secretario de gobierno, el fiel Tzahi Braverman.

En una conferencia de prensa el sábado por la tarde, Netanyahu, que respondió a las preguntas de los periodistas israelíes por primera vez en años, admitió nuevamente que “todos los responsables” Tendrá que responder por la debacle del 7 de octubre, pero se negó a insistir en sus propios errores y culpó a sus generales. Interrogado por la emisora ​​pública Kann, negó que sus agentes le hubieran advertido de un ataque en los meses anteriores. Una actitud que generó polémica.

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