Guinea-Bissau: el presidente disuelve el Parlamento tras enfrentamientos que califica de “intento de golpe de Estado”


El presidente de Guinea-Bissau, Umaro Sissoco Embalo, decidió, el lunes 4 de diciembre, disolver el Parlamento dominado por la oposición, tres días después de enfrentamientos armados que califica de «intento de golpe de Estado» y que hunden a este pequeño país de África Occidental en una nueva crisis. La disolución del Parlamento exige la celebración de elecciones en una fecha aún incierta, a pesar de los plazos establecidos por la ley. Domingos Simoes Pereira, presidente del Parlamento y antiguo adversario del Sr. Embalo, denunció una “golpe constitucional” por parte de este último.

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“La fecha de las próximas elecciones legislativas se fijará en el momento oportuno, de conformidad con lo dispuesto (…) en la Constitución”, dice un decreto presidencial comunicado a la prensa. Los votantes de este país, que se enfrenta a una inestabilidad crónica, ya votaron hace seis meses, después de que Embalo, presidente desde 2020, disolviera el Parlamento. “espacio de guerrilla política y conspiración”, en sus palabras.

Embalo también anunció al salir de un breve consejo extraordinario de ministros que mantendría a Geraldo Joao Martins como primer ministro, pero que asumiría las carteras de seguridad de Defensa e Interior.

Corrupción y narcotráfico

Guinea-Bissau, país de habla portuguesa de 2 millones de habitantes, uno de los más pobres del mundo y considerado uno de los más azotados por la corrupción, ha pasado de golpe de Estado a golpe de Estado armado desde su independencia de Portugal en 1974. En febrero de 2022, Embalo escapó de un golpe de estado, que presentó como vinculado al tráfico de drogas.

El jueves por la tarde y el viernes por la mañana se produjeron enfrentamientos entre la Guardia Nacional y el ejército que dejaron al menos dos muertos en la capital, Bissau. “Después de este intento de golpe de Estado liderado por la Guardia Nacional y ante contundentes evidencias de la existencia de complicidad política, el normal funcionamiento de las instituciones de la República se ha vuelto imposible. Estos hechos confirman la existencia de una grave crisis política”afirmó el presidente en el decreto que disuelve el Parlamento.

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Los enfrentamientos comenzaron cuando elementos de la Guardia Nacional irrumpieron el jueves por la noche en los locales de la policía judicial para sacar al ministro de Economía y Finanzas, Souleiman Seidi, y al secretario de Estado del Tesoro Público, Antonio Monteiro, que estaban siendo interrogados allí. Luego fueron refugiados en un campamento militar de la capital, y resistieron con las armas hasta la mañana del viernes.

Estos enfrentamientos se consideran una nueva ilustración de las profundas fracturas políticas en el seno del Estado y que afectan también a las fuerzas de seguridad. La Guardia Nacional depende esencialmente del Ministerio del Interior y, por tanto, del gobierno, que a su vez es una emanación del Parlamento dominado por la oposición. La fiscalía, que ordenó la detención de los dos miembros del gobierno, responde a la presidencia.

Retiro de 10 millones de dólares

Las elecciones legislativas de junio dieron la mayoría absoluta a una coalición formada en torno al histórico Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), antiguo adversario del Presidente Embalo, que se vio así condenado a una complicada convivencia con el gobierno.

En su decreto, el presidente denuncia “la pasividad del gobierno” ante los últimos hechos, y asegura que el objetivo de la Guardia Nacional era obstruir las investigaciones realizadas por la Fiscalía. Los dos miembros del Gobierno fueron detenidos el jueves e interrogados sobre una retirada de 10 millones de dólares (9,23 millones de euros) de las arcas estatales. El asunto ya había sido discutido previamente en el Parlamento.

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Embalo acusa a la Asamblea de haber “prefirió defender a miembros del ejecutivo sospechosos de actos de corrupción” más bien que “ejercer su papel de control” del gobierno. Su presidente intentó continuar la sesión, que acabó siendo breve. Cuestionó la legalidad de una disolución tan pronto después de las elecciones y habló de “golpe constitucional”. Algunos jóvenes quemaron neumáticos en una calle cercana al Parlamento, constató un corresponsal de la AFP.

El mundo con AFP



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