La sombría historia real detrás de Santa Lucía en La monja 2


Se decía que Lucía, también conocida como Lucy, nació en el año 283 en Siracusa durante la época del Imperio Romano y fue vendida a una rica familia pagana para casarse. Había consagrado su virginidad a Dios y era devota en su fe, afirmando haber sido visitada por Santa Águeda en un sueño, quien le dijo que su madre se curaría de su enfermedad de la sangre y que Lucía sería «la gloria de Siracusa». de manera similar a lo que Agatha fue para Catania después de ser martirizada.

Con este conocimiento, Lucy decidió que distribuiría su riqueza entre los pobres, lo que enfureció mucho a su prometido pagano y su familia. Su prometido la denunció ante el gobernador Paschasius, quien ordenó a Lucy que quemara un sacrificio a la imagen del emperador. Lucía se negó, como suele ocurrir con las santas, por lo que Pascasio la condenó a sufrir abusos y profanar su virginidad en un burdel.

Según cuenta la historia, cuando los guardias vinieron a llevársela, no pudieron moverla, como si estuviera plantada por alguna fuerza divina. La ataron a bueyes pero nada podía hacerla moverse. Intentaron forzar el movimiento quemándola viva, pero incluso después de encender la madera alrededor de sus pies, ella se negó a quemarse. Finalmente, le atravesaron la garganta con una espada, martirizándola en el proceso. En algún momento alrededor del siglo XV, su historia comenzó a incluir informes de haber sido torturada sacándole los ojos o de que ella voluntariamente se quitó los ojos para disuadir a un hombre que los encontraba hermosos. Sin embargo, cuando su cuerpo fue sometido a preparativos para el entierro, se demostró que sus ojos fueron restaurados milagrosamente.



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