Larga espera por el VAR: luego el St. Gallen celebra y los jugadores del FCZ se derrumban


El FC. St. Gallen gana un punto en Letzigrund gracias a un saque de esquina tardío contra el FC Zurich. Sin embargo, no es robado.

Después de esperar varios minutos hasta que el árbitro decidiera, el St. Gallen celebró el empate como si fuera un gol de la victoria.

Michael Buholzer/Keystone

Al final, los jugadores del FCZ se desploman en el césped como si hubieran perdido el partido. También se siente así, porque el empate del St. Gallen sólo llega en el tiempo de descuento y el VAR debe controlarlo durante unos minutos.

Pero las imágenes muestran que no hay fuera de juego ni falta. Liderados por el goleador suplente Fabian Schubert, el St. Gallen corrió hacia los aficionados verdiblancos y celebró el empate como si hubieran marcado el gol de la victoria en el último momento.

St. Gallen no le robó el punto

St. Gallen saca el punto en un córner. El portero Zigi se lanza al campo de juego y con la cabeza lanza el balón delante de los pies de Schubert, que no alcanza al portero del FCZ Brecher.

El objetivo es una mezcla de suerte, azar y determinación salvaje. Pero la compensación no es inmerecida. En la segunda parte, los suizos del este siguen creando situaciones en las que fracasan por su propia incapacidad o por la defensa del FCZ.

«Un gol contra un estándar siempre es una molestia», dijo Kamberi, jugador del FCZ, después del partido. Pero al defensor no le gusta pensar en la decepción. Lo que cuenta para él y para el FCZ es que la temporada haya empezado bien con once puntos y que la defensa funcione sólidamente.

La ofensiva del FCZ muestra problemas

En el aspecto ofensivo, sin embargo, el FCZ todavía tiene mucho margen de mejora. Sólo Marchesano, que entró en el descanso, hace que las acciones sean razonablemente respetables. También es Marchesano quien inicia el 1-0. Mathew aprovecha su pase hacia atrás para pasar a Okita, quien con un globo engañó al portero Zigi, que estaba demasiado lejos de la portería.

Hasta el descanso, el partido ante 16.500 espectadores era como dos viejos amigos que se saben todo el uno del otro. Se gruñen el uno al otro sin morderse. Excepto para los amigos del refinamiento táctico, esto resulta en poco entretenimiento. Los momentos de cambio se cortan de raíz unos para otros o después se toma la decisión equivocada.
Sólo la sustitución de Marchesano anima el juego del FCZ y también abre más espacios para el rival.

«Tenemos que ser más precisos y valientes en la posesión del balón», afirma el entrenador del FCZ, Bo Henriksen. Pero por lo demás está impresionado por lo que ha visto de su equipo. ¿Y el gol tardío? «Así es la vida», dice. La vida del FCZ continúa el próximo domingo en Basilea. Preferiblemente con Marchesano en la parrilla de salida.



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