“Novaya Gazeta”, el último periódico independiente establecido en Rusia, deja de


Otro punto de inflexión, el último clavo en el ataúd de la libertad de expresión… Las reacciones en las redes sociales al anuncio del cierre, aunque presentado como temporal, de Novaya Gazeta tuvo, el lunes 28 de marzo, un tono de fin del mundo. Cierto es que el mítico diario, el de Dmitri Muratov, Premio Nobel de la Paz en 2021, y Anna Politkovskaïa, periodista asesinada en 2006, asegura que reanudará sus actividades a finales del«operación militar especial» ruso en Ucrania, pero, en un panorama mediático devastado, su renuncia aparece como una derrota definitiva.

Formalmente, no es por los acontecimientos en Ucrania que Novaia, como se llama el trisemanario, se ve obligado a suspender sus publicaciones en línea e impresas. En un comunicado muy comedido, el periódico reveló que había dado este paso después de recibir una segunda advertencia de Roskomnadzor, el policía de telecomunicaciones ruso, en menos de una semana, por violar la ley sobre “agentes extranjeros”. Concretamente, la publicación no mencionó que una ONG, citada en uno de sus artículos, llevara este infame estatuto. Es este mismo pretexto el que llevó, a finales de 2021, a la prohibición de la asociación Memorial.

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Novaya Gazeta ha sido sobreviviente en las últimas semanas. La iniciación por Vladimir Putin de su «operación especial» acabó con lo que quedaba de los medios independientes en Rusia. Sus últimos representantes, como la estación de radio Echo en Moscú, fueron disueltos por los tribunales u obligados a hundirse. Cientos de periodistas han dejado Rusia.

Ambiente hostil

Si bien esta ofensiva contra los medios independientes comenzó hace varios años, el peligro ha aumentado con la reciente aprobación de una nueva legislación, incluida en particular la ley que castiga con hasta quince años de prisión la difusión de «noticias falsas» sobre la acción del ejército ruso. Esta ley, por el momento, se ha utilizado principalmente contra periodistas de publicaciones regionales, ahora activos solo en las redes sociales. Redes sociales que han sufrido ellas mismas un ataque total, en todo caso redes ajenas. Han sido bloqueadas o suspendidas, o incluso, en el caso de Facebook e Instagram, baneadas por «extremismo».

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En este ambiente hostil, Novaya Gazeta estaba tratando de virar. El periódico cumplió con los requisitos legales formales, por ejemplo, evitando el uso de la palabra «guerra»., prohibido, o se abstuvo de escribir sobre las operaciones del ejército ruso, pero aun así publicó informes sobre el desastre humanitario en curso en Ucrania o la vida en los territorios «liberado» por las tropas rusas.

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