Pinocho de Guillermo Del Toro es una película de Guillermo Del Toro en todos los sentidos posibles


Pinocho es un travieso, lo que le gana la ira de su padre y el Podestà del pueblo (Ron Perlman). Gepetto prefiere aceptar la autoridad mientras Pinocho la escupe. Esta dinámica recuerda a Ofelia (Ivana Baquero) en «El laberinto del fauno», quien se obsesiona con los libros de cuentos a pesar de la desaprobación de su madre Carmen (Ariadna Gil). Para asegurarle a su familia una vida fácil, Carmen se casa con Vidal, un capitán del régimen de Francisco Franco.

Vidal encarna la brutalidad y banalidad del fascismo, ya que sólo le preocupa el orden por sí mismo y morir como un guerrero que su hijo recordará. El Dr. Ferreiro (Álex Angulo) le dice a Vidal: «Obedecer por obedecer, así, sin pensar… bueno, eso es algo que sólo puede hacer gente como usted, capitán».

La obediencia es lo último en la mente de Pinocho. Mientras actúa para Volpe, ignora las instrucciones del Conde y se burla de Mussolini en su cara. Luego, Pinocho es llevado a un campo de entrenamiento juvenil como castigo. Esta es la versión de la película de la escena de Pleasure Island, con los niños pequeños transformados metafóricamente en lugar de mágicamente. Sin embargo, el espíritu rebelde de Pinocho se propaga. Se hace amigo del hijo de Podestà, Candlewick (Finn Wolfhard), y lo inspira a salir de debajo de la bota de su padre. La mayoría de las fábulas le dan a la audiencia lecciones que apoyan la obediencia; respeta a tus padres, mayores, figuras de autoridad, etc.

Sin embargo, historias como «El laberinto del fauno» y «Pinocho» de Del Toro muestran cómo la obediencia a una autoridad injusta no es una virtud en absoluto.



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