Polémica por comité de lucha contra la violencia sexual de LFI, gobierno y oposiciones se ponderan en proyecto de ley de poder adquisitivo: actualidad política del 8 de julio


Se refiere al proyecto de una futura terminal flotante de GNL frente a Le Havre, que el proyecto de ley de poder adquisitivo prevé acelerar. Gestionada por la compañía de petróleo y gas TotalEnergies (ex-Total), la estructura se sumaría a las cuatro terminales de GNL del país: dos en Fos-sur-Mer (Bouches-du-Rhône), una en Montoir-de-Bretagne (Loire – Atlántico) y otro en Dunkerque (Norte).

En la exposición de motivos del proyecto de ley del gobierno, está escrito que la realización de este proyecto se basa en “ciertas excepciones procesales, en particular del código ambiental”, justificado, según el gobierno, “por el interés general vinculado a la rápida puesta en servicio de una terminal flotante de GNL en Francia”. Así, el artículo 14 del proyecto de ley establece “la posibilidad de una exención de evaluación ambiental para el proyecto” de un buque metanero, o “una disposición que permita, en caso de destrucción de especies protegidas o hábitats de especies protegidas, autorizar el inicio de los trabajos sin esperar a la validación definitiva de las medidas de compensación”.

«interés general» invocada por el gobierno debe entenderse en el contexto de la guerra de Ucrania, la subida del precio del gas y las amenazas que se ciernen sobre el suministro de gas para el próximo invierno. Las terminales de GNL se utilizan para regasificar el gas natural licuado (GNL) transportado por mar. Han estado en el centro de atención y discusión durante varios meses, porque el GNL permite a los países europeos importar gas al liberarse de la red de gasoductos europeos, que se utiliza en particular para traer gas desde Rusia. Los países de la Unión Europea, que carecen de terminales que permitan la regasificación de GNL a gran escala, buscan por tanto desarrollarlas.

Si los países europeos ven el GNL importado como una salida a la dependencia rusa, es una solución costosa para el medio ambiente, ya que su huella de carbono es mayor que la del gas natural. Greenpeace denunció esta disposición del proyecto de ley, criticando una contradicción con la ambición mostrada por Emmanuel Macron de hacer Francia » la primera gran nación en salir de los combustibles fósiles”. Amigos de la Tierra, por otro lado, criticó a un «maniobra discreta que explota la crisis energética y la cuestión del poder adquisitivo en beneficio de la industria fósil». Parte del GNL importado por Francia procedente de Estados Unidos, las dos asociaciones también denunciaron una terminal que «abre la puerta a la importación de gas de esquisto».

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