Por preocupación por la seguridad nacional: España frustra a los inversores saudíes en Telefónica


El Estado español vuelve a ser el principal accionista del grupo Telekom. También quiere proteger la cooperación del Ministerio de Defensa con Telefónica de fuerzas extranjeras. Pero la participación del gobierno conlleva riesgos.

25 años después de la privatización del grupo Telekom, el Estado español vuelve a adquirir participación en Telefónica.

Paul Hanna/Bloomberg

España normalmente atrae inversiones del extranjero, pero obviamente se aplican reglas diferentes al antiguo monopolio estatal Telefónica. La sorprendente entrada de Saudi Telecom Company en el gigante español de las telecomunicaciones en Madrid a principios de septiembre fue vista con recelo desde el principio.

Ahora el nuevo gobierno del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que apenas lleva unas semanas en el poder, ha decidido dejar el control de Telefónica en manos españolas.

Para ello, el holding estatal ibérico Sepi adquirirá ahora el diez por ciento de las acciones de Telefónica en el mercado. Esto significa que 24 años después de la privatización de Telefónica, el Estado vuelve a ser el principal accionista, por delante de Saudi Telecom, controlada por el Fondo de Inversión Pública estatal.

Los sauditas adquirieron discretamente el 9,9 por ciento de Telefónica en septiembre y pagaron por ella más de 2.200 millones de euros. Desde el primer momento, Madrid no creyó en sus seguridades de que no buscaría el control de Telefónica.

El gobierno español no había informado al jefe de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, de sus planes de defensa. El director ejecutivo describió la entrada de Arabia Saudita en septiembre como un «enfoque amistoso». Saudi Telecom apoya la gestión, la estrategia y la creación de valor de Telefónica, afirmó en su momento.

Pero el gobierno, que en septiembre sólo asumió el cargo de forma provisional, temía que los saudíes introdujeran un caballo de Troya en el país. Telefónica juega un papel importante en la seguridad nacional y trabaja estrechamente con el Ministerio de Defensa. Además de la ampliación de la red, la cooperación también incluye la introducción de la nueva tecnología 5G para la marina y la ciberseguridad.

Los inversores extranjeros no deberían tener acceso a zonas tan estratégicas. La entonces ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, escribió en el servicio de mensajes cortos X (antes Twitter) que el Gobierno quería garantizar que las decisiones de una empresa que maneja datos sensibles sigan tomándose en España.

La consolidación presupuestaria en peligro

Sin embargo, el plan de defensa del gobierno está saliendo caro a los contribuyentes españoles. Al precio actual, el holding estatal Sepi tiene que poner sobre la mesa 2.200 millones para comprar acciones. Es probable que esto complique aún más los esfuerzos de España por consolidar su presupuesto.

Después de la pandemia y la crisis energética de los últimos años, el país se encuentra sobre una montaña récord de deuda de 1,57 billones de euros. El año que viene, el déficit presupuestario tendría que reducirse en unos diez mil millones de euros para poder cumplir nuevamente las correspondientes normas fiscales de la UE. Probablemente hubiera sido más apropiado un simple veto sin la costosa compra de acciones.

Pero al tomar su controvertida decisión, el gobierno tuvo que tener en cuenta el hecho de que la empresa se vio gravemente afectada. En agosto, Telefónica perdió un contrato de roaming estratégico en Alemania, su mercado exterior más importante. Por ello, la empresa recibió malas calificaciones de los analistas y fue castigada en la bolsa: las acciones perdieron el diez por ciento de su valor.

Hace apenas unos días, Telefónica anunció importantes recortes de plantilla en España. Más de 4.000 empleados serán despedidos, lo que corresponde a una quinta parte de su plantilla. Antes de la privatización a finales de los años 90, el entonces monopolio estatal todavía contaba con 77.000 empleados.

Mientras tanto, el diario español “El Mundo” calificó de “intervencionismo” la compra por miles de millones de dólares de acciones de Telefónica por parte del gobierno. Esto sólo sería un desperdicio de dinero de los impuestos. El periódico calcula que el IVA sobre la electricidad y los alimentos podría haberse reducido el próximo año por la misma cantidad, aliviando así la carga para los ciudadanos.

Por supuesto, España no es el único país de Europa que tiene una participación importante en la compañía telefónica nacional. Alemania todavía posee más del 30 por ciento de Deutsche Telekom, Francia posee alrededor del 13 por ciento de Orange y en Italia el gobierno también posee una participación indirecta del 10 por ciento en Telecom Italia a través de la institución de crédito estatal Cassa dei Depositi.

La batalla defensiva de Madrid contra los saudíes podría tener consecuencias desagradables para el astillero español Navantia. La Real Fuerza Naval Saudita quería encargar al astillero cinco corbetas por un valor de dos mil millones de euros. Pero el contrato aún no se ha firmado.



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