Por qué los falsos Brancusi prosperan en el mercado del arte


Es un piaf gracioso, un petardo azul, hinchado como un odre, con el pico erguido. Desde hace un año, este pájaro de yeso se encuentra en el despacho de Gilles Perrault, en la rue de la Paix, en París. El perito jurado cree “90%” que se trata de una escultura de Constantin Brancusi (1876-1957), de la familia de Maïastra”, un pájaro fabuloso inspirado en el folclore rumano que el escultor ha realizado en serie. Toma como prueba esta etiqueta pegada a la base, en referencia al número 283 del catálogo de la duodécima exposición de la sociedad juvenil artística, organizada en 1913 en Bucarest, Rumania. Entre un fajo de papeles, Gilles Perrault descubre este comentario de un visitante de la feria, un tal Léo Bachelin, cuya mención encontró en un libro publicado en 1998 por un especialista rumano de Brancusi, Barbu Brezianu: “Aquí hay un pájaro que se para sobre su cola, que no es común, y cuyo corazón es redondo como un huevo, del cual sale un cuello en forma de tubo, todo pintado de azul eléctrico. »

Brancusi es uno de esos nombres que, junto con Picasso o Matisse, llegan al mercado del arte. De hecho, el escultor rumano ha revolucionado el arte moderno con formas puras e inmediatamente identificables, como ésta. Beso fusionnel, cuya copia se encuentra en el cementerio de Montparnasse, en París. En 2018, un bronce de 1932, inspirado en la activista Nancy Cunard, superó los 71 millones de dólares (65,4 millones de euros). Gilles Perrault, que dice que sólo jura por “verdad científica”, ya ha emitido opiniones negativas sobre seis obras atribuidas a Brancusi. Pero esta vez, nos asegura, este pájaro cumple casi todos los requisitos: “La capa pictórica es compatible con una pintura de la presunta época, la estructura metálica del yeso se parece a la utilizada por Brancusi, el papel de la etiqueta es viejo, la tinta corresponde a la de la época. »

Comerciante de azufre

Sin embargo, hay un problema: las otras obras que aparecieron en la exposición de 1913, ahora conservada en el Museo de Bellas Artes de Bucarest, no tienen etiquetas. ¿Han desaparecido con el paso de los años o simplemente nunca existieron? La forma del pájaro también difiere de la Maiastra en bronce en poder de la Tate Modern de Londres. Sus dimensiones se acercarían, en opinión del experto, a las de un ejemplar de mármol propiedad del MoMA. Pero el museo de Nueva York no le dio permiso para escanearlo.

La terquedad de Gilles Perrault no deja de irritar a Theodor Nicol, sucesor de Brancusi, que cree que el pájaro no es auténtico. A través de su abogado, Mmi Jean-Jacques Neuer ya lo había informado en marzo de 2021 a Artcurial, a quien le habían ofrecido el objeto. Bruno Jaubert, director asociado de la casa de subastas, no se ofendió: “La información que rodeaba al objeto era vaga y no había documentación de su procedencia tangible. »

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