Reseña de The Boys In The Boat: el drama deportivo de George Clooney es un tema estándar


A pesar del plural «chicos» en el título, la película de Clooney sólo tiene interés en un niño en el barco. Ese es Joe Rantz (Callum Turner), un estudiante de la Universidad de Washington que lucha por reunir el dinero para su matrícula. Desesperado por encontrar algún trabajo que le ayude a cubrir los costes, Rantz acepta participar en las pruebas para el equipo de remo de la escuela a pesar de no tener experiencia en este deporte. No hace falta ser un genio para adivinar lo que le espera a Rantz a continuación.

Puede que no sea sorprendente si no pudieras elegir a Callum Turner de una lista de sus compañeros actores millennials británicos como Josh O’Connor y George MacKay. (La serie «Animales Fantásticos» no le sirvió bien). Pero Rantz demuestra ser una buena opción para Turner, cuyo cuerpo imponente y silenciosa melancolía lo convierten en una encarnación perfecta del tipo de masculinidad de la Gran Generación. No está en blanco, sólo apropiadamente estoico para el momento.

Y cuanto más «The Boys in the Boat» completa su historia de fondo, desde ser huérfano hasta mantenerse a sí mismo desde su adolescencia, más sentido tiene que la resistencia de Rantz en el mundo real se traslade al barco. La película no siempre le brinda a Turner el mejor material para trabajar fuera del agua, incluido algún trauma familiar residual que se manifiesta de manera obvia y una relación romántica para la cual no tiene vocabulario de afecto. Sin embargo, las pequeñas notas de gracia que Turner ubica en la conexión de su personaje con la ingeniería de los barcos le dan a la película su contacto más cercano con la grandeza.

El guión de Mark L. Smith para «The Boys in the Boat», adaptado del exitoso libro homónimo de Daniel James Brown, no ofrece el mismo nivel de conocimiento de las vidas de los siete compañeros de equipo de Rantz que reman junto a él. Pierde la oportunidad de ser una verdadera película coral como «Miracle», otra historia comparable de atletas estadounidenses aficionados que alcanzan juntos la gloria olímpica. Los otros atletas de Washington son una masa prácticamente indistinguible en la película, aparte quizás del timonel Bobby Moch (Luke Slattery), quien aporta una dosis de energía necesaria con sus halagos en el barco.



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