Una ONG advierte de la «inflación oculta», una técnica utilizada por muchas marcas


Margaux Fodéré y Alexandra Jaegy, editado por Ophélie Artaud

La Asociación Foodwatch, que hace campaña por la transparencia en el sector agroalimentario, alerta a los consumidores sobre determinadas marcas que tienden a reducir el tamaño de sus productos desde hace varios años al tiempo que aumentan los precios. Se llama «shrinkflation», una mezcla de la palabra inglesa «shrink», que significa «reducir», e inflación. Una práctica que sale mal en tiempos de alta inflación. Según la ONG, el bote de margarina «Saint-Hubert Omega 3», por ejemplo, ha perdido un 4% de su peso en tres años, mientras que el precio del kilo ha subido un 18%. Teisseire también habría reducido un 20% el volumen de su jarabe de granadina a finales de 2019, mientras que el precio de venta por litro habría subido un 37% en Carrefour.

Pide a los distribuidores «que sean más transparentes»

Reducir formatos, que aumenta el precio del kilo, en sí mismo, es una práctica totalmente autorizada. Lo que la ONG critica a estas marcas es no haber advertido al consumidor de los cambios. “El problema de este cambio de formato no es el cambio de formato en sí, es la falta de información del consumidor. Hacemos un llamado a todos los distribuidores, a todos los fabricantes, para pedirles que sean transparentes y que indiquen directamente en el producto la información de que los formatos han cambiado. Para que el consumidor sea consciente de estos cambios y no se deje engañar por el precio y la cantidad de los productos”, explica Camille Dorioz, directora de campaña de Foodwatch France.

Por su parte, las marcas, justifican estas reducciones de tamaño combinadas con incrementos de precios, ya sea por materias primas que cuestan más, o por la implementación de nuevas fórmulas. El grupo Bel, por ejemplo, con su famoso queso «Kiri», está promocionando una nueva receta sin aditivos con productos 100% franceses y que ha requerido varios años de investigación y por tanto de inversión. Además, Bel asegura que Foodwatch nunca se puso en contacto con ella durante esta investigación.

«¡Eso es deshonesto!»

Del lado del consumidor, Europa 1 se acercó a la salida de una tienda de conveniencia en la capital para preguntar a los clientes qué pensaban de las prácticas de estos fabricantes. Y sale bastante mal. “Son ladrones, nos reducen los paquetes y aumentan nuestros precios”, indignado un cliente.

“Es solo una forma de subir los precios, de todos modos, no es un tema político para mí. Estoy acostumbrado a ciertos productos y no cambia nada. De todos modos, si es un producto que solía comprar, lo seguiré haciendo. cómpralo», añade otro consumidor, resignado. «¡Es deshonesto, es escandaloso! Ya nos están vendiendo cosas que no son muy buenas para la salud, si además reducen las proporciones… Ahora lo comprobaré», concluye una tercera persona, que afirma que ahora buscará a precios por kilo.



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