En la última década, la carrera de Woody Allen sufrió un descenso significativo después de que gran parte de Hollywood lo incluyera en la lista negra debido a las denuncias de abuso sexual por parte de su hija adoptiva, Dylan Farrow, quien dijo que Allen abusó de ella cuando tenía siete años. Las acusaciones no son nuevas; surgieron por primera vez en un perfil de Vanity Fair de 1992 de la ex esposa de Allen, Mia Farrow, y en una demanda por la custodia entre Allen y Farrow ese mismo año. Pero como no se presentaron cargos, la cobertura de la historia se apagó rápidamente en ese momento.
En 2014, después de que Allen recibiera el premio Cecil B. DeMille a la trayectoria en los Globos de Oro, Mia Farrow y el hijo separado de Allen, Ronan Farrow, condenaron el tributo a la carrera del cineasta y reiteraron las acusaciones de abuso. Poco después, Dylan Farrow escribió públicamente por primera vez sobre el presunto abuso sexual, en una carta abierta publicada en el New York Times. Allen siempre ha negado las acusaciones, describiéndolas como «categóricamente falsas».
En 2019, Amazon Studios archivó la película de Allen «A Rainy Day in New York», lo que llevó al director a demandar a Amazon por 68 millones de dólares (el caso finalmente se resolvió fuera de los tribunales). La película más reciente de Allen, «Rifkin’s Festival» (en la foto de arriba), se estrenó con críticas mixtas y, aunque recaudó $2,3 millones a nivel internacional, sólo ganó $24.000 en su estreno limitado en los Estados Unidos.
Allen dijo a La Vanguardia que su película número 50 y aparentemente final, «Wasp 22», será similar a «Match Point» y la describió como «emocionante, dramática y también muy siniestra».