Ante la hegemonía del plástico y los callejones sin salida del reciclaje, la humanidad sigue sin solución


Pasa su vida en España entre Barcelona -su ciudad natal-, trabajando desde casa, y Valencia, donde la comercializadora de plásticos usados ​​que creó a principios de 2023, con cinco socios, bajo el nombre de Reciplast, tiene una sencilla oficina. Pero, en realidad, Alex Moreno March, un catalán de unos cuarenta años, es un trader a escala planetaria. Su misión es poner en contacto a empresas públicas o privadas que recogen residuos plásticos de particulares e industriales en Oceanía, América Latina, Asia y Europa, con las empresas que luego transformarán los residuos, en todos estos continentes, en pellets o copos llamados a conozca una nueva vida en forma de mangueras de jardín, bolsas de la compra o botellas de agua.

“Nos asociamos con quienes recuperan los plásticos y luego organizamos el transporte, por barco o avión, hasta los recicladores y usuarios finales de los residuos”, explica el joven emprendedor. Tras seis meses de existencia, Reciplast, cuyo accionista es la empresa española de reciclaje Power Resources, ya compra y revende varios miles de toneladas de plástico al mes, empezando por tereftalato de polietileno (PET), utilizado para fabricar botellas de agua mineral. El mercado está en auge. Aunque hay cuatro o cinco grandes actores mundiales presentes en este comercio, están surgiendo multitud de pequeñas estructuras como Reciplast, una señal de que el viaje de los plásticos tiene un futuro brillante por delante, aunque países como China, desde hace 2018, o Indonesia, desde 2019, ya no quieren recibirlo de los occidentales, para dejar de ser el destino mundial del reciclaje.

En 2022, el mercado del plástico se estimó entre 416 mil millones y 551 mil millones de euros según las fuentes, incluidos 43 mil millones de euros en actividades relacionadas con el reciclaje. En Francia, la Agencia de Transición Ecológica (Ademe) valora el mercado de recogida y preparación de plásticos usados ​​en 200 millones de euros, el de regeneración, en 500 millones de euros. Una ganancia extraordinaria para algunos, un desastre para otros.

Un desastre, porque en 2021 el Fondo Mundial para la Naturaleza afirmó que el coste del plástico para la sociedad, el medio ambiente y la economía era «diez veces mayor» que su costo de producción. “Sin esfuerzos internacionales para frenar la producción, el costo del plástico pronto será de 7,1 billones de dólares. [6 520 milliards d’euros] por año, más que el equivalente del PIB de Alemania, Australia y Canadá juntos”predijo.

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