«Dejar huérfano a tu personaje principal es el movimiento de cuento de hadas más antiguo del libro», explicó Ari Aster, «y eso fue importante para el rumbo de la película». Incluso cuando los cuentos de hadas no matan a los padres de los protagonistas, el personaje principal suele separarse de ellos antes de que comience la historia principal. La falta de figuras parentales en este tipo de historias suele ser tanto aterradora como liberadora; el personaje puede sentirse perdido y asustado sin figuras paternas que lo mantengan a salvo, pero ahora tiene su propia agencia. Tienen que tomar sus propias decisiones en la vida, quieran o no.
Y, por supuesto, a pesar de lo que muchos de esos finales felices de Disney te harían creer, la mayoría de los cuentos de hadas van en direcciones bastante oscuras. Hay muchas versiones de «La Caperucita Roja» donde la niña es devorada por el lobo, así como hay versiones de «Cenicienta» donde las hermanastras mutilan sus pies en sus vanos intentos de cortejar al príncipe. Cenicienta todavía tiene un final feliz en la mayoría de las versiones de su historia, pero muchas de ellas tienen lugar en un mundo donde los horribles actos de violencia se reparten casualmente entre los personajes que la rodean.
En muchos de estos, casi parece que el sufrimiento de los demás es un requisito para el final feliz del personaje principal. No es suficiente que Cenicienta deje a su malvada madrastra y hermanas; también necesitamos saber cómo los pájaros les sacaron los ojos a las hermanastras o cómo terminaron hervidas vivas. Algunas versiones de la historia terminan con el perdón de las hermanas, pero sabemos que esas no son en las que se inspira «Midsommar».