Biocarbón, sumidero de carbono, fuente de energía, fertilizante y esperanza en la lucha contra el calentamiento global


Es un nombre que todavía suena como un enigma para el gran público. Y, sin embargo, el biocarbón, o carbón vegetal, tiene muchas ventajas para el clima y el medio ambiente. Tanto un sumidero de carbono, una fuente de energía y un fertilizante, está atrayendo a más y más empresas. Sobre todo desde 2018, cuando el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) la calificó como una tecnología de «emisiones negativas», que considera fundamental para la eliminación de CO2 de la atmósfera y tener la posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5°C.

El biocarbón, que se presenta en forma de polvo negro, se obtiene a partir de residuos de materia orgánica que se calientan a una temperatura de 500°C a 600°C por pirólisis, en ausencia de oxígeno para evitar su combustión (que emitiría CO2). La operación permite extraer carbono de las plantas y almacenarlo durante cientos o incluso miles de años de manera estable, cuando el biocarbón se almacena en el suelo. Por el contrario, las plantas que han capturado CO2 de la atmósfera gracias a la fotosíntesis, la habría rechazado descomponiéndose. “Se estima que una tonelada de biocarbón puede secuestrar entre 1,3 y 2 toneladas de CO2 equivalente en un horizonte de 100 años”, dice Axel Reinaud, presidente de la empresa francesa NetZero, que cofundó en enero de 2021 con, entre otros, el climatólogo Jean Jouzel.

“La ventaja es que tenemos materia prima abundante, barata e incluso gratuita”, continúa, refiriéndose a los 2 mil millones de toneladas de residuos agrícolas disponibles en los trópicos para producir biocarbón. La start-up, que ha abierto dos fábricas en Camerún y Brasil, ha optado por utilizar únicamente residuos agrícolas (de momento café, y en un futuro cacao, arroz o caña de azúcar) y no madera, para no agravar la deforestación o competir con otros usos.

Limitar el uso de fertilizantes.

Entre otros beneficios, documentados por miles de estudios científicos, el biocarbón ayuda a fertilizar los suelos, mejorando su pH y reteniendo nutrientes y agua. Lo que ayudaría a restaurarlos y limitar el uso de fertilizantes, y por tanto reducir aún más las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas cualidades, conocidas desde hace mucho tiempo, son más válidas en las zonas tropicales, donde los suelos suelen ser más pobres y ácidos, que en las regiones templadas. “Pero el biocarbón también puede desempeñar un papel en Europa. Depende de los pisos. Hemos tenido muy buenos comentarios sobre la horticultura, con una mejora en los rendimientos del 15% al ​​20%”explica Claire Chastrusse, CEO de CarbonLoop.

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