Catalán, euskera y gallego: gracias a Pedro Sánchez, ahora hay confusión de lenguas en el parlamento de Madrid


Para acercarse a la formación de gobierno, los socialistas quieren mejorar las lenguas regionales del país. La UE también se ve afectada por esto, pero Bruselas no quiere seguir el juego.

El actual primer ministro español, Pedro Sánchez, espera permanecer en el cargo con el apoyo de los partidos regionales catalán y vasco.

Daniel González / EPO

La primera reunión en el Parlamento de Madrid tras las vacaciones de verano empezó con fuerza. Por primera vez en la historia de la democracia española, se permitió el uso de las lenguas regionales catalán, vasco y gallego como lenguas oficiales adicionales en la Cámara de Representantes.

La confusión de lenguas, que a muchos españoles también les parece babilónica, obedece a un cálculo político interno, porque el país votó hace dos meses, pero todavía no hay gobierno. El primer ministro socialista Pedro Sánchez no ganó las elecciones, pero podría permanecer en el cargo con el apoyo de pequeños partidos vascos y catalanes.

Sánchez insiste periódicamente en que España es un país formado por varias naciones con diferentes lenguas, sabiendo muy bien que necesita todos los votos de los partidos regionales en el parlamento para ser reelegido. Para mantenerlos contentos, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Álvarez, también presentó en Bruselas una propuesta para introducir el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales de la Unión Europea (UE).

La nueva regulación lingüística provoca protestas

No está claro si los cálculos de Sánchez funcionarán. Hasta ahora, el partido Junts per Catalunya, liderado por Carles Puigdemont, ex presidente regional de Cataluña que vive exiliado en Bruselas, se ha mostrado particularmente cauteloso. A cambio de su apoyo, Puigdemont exige una amnistía general y el fin de todos los procedimientos judiciales para los partidarios del referéndum sobre la independencia de Cataluña. Tras la votación inconstitucional de octubre de 2017, fueron atacados por la justicia española.

Las negociaciones al respecto todavía están en curso, pero como señal de buena voluntad, los socialistas han aprobado una reforma lingüística como procedimiento urgente.

Así, el martes los 350 diputados encontraron en sus asientos unos auriculares, una herramienta indispensable a partir de ahora para poder seguir el debate. Gabriel Rufián, portavoz del grupo parlamentario del partido catalán ERC, abrió el debate. En su discurso de casi una hora en catalán, incluyó deliberadamente algunas frases en inglés.

“El uso de otras lenguas no es en ningún caso un ataque al idioma español”, enfatizó Rufián. Un intérprete simultáneo tradujo su discurso. Los subtítulos en español en las pantallas gigantes del Parlamento brindaron ayuda adicional, aunque la traducción fallaba ocasionalmente.

En protesta por la nueva normativa lingüística, los representantes del ultraderechista Vox abandonaron el salón de plenos y colocaron de manera demostrativa sus auriculares sobre el escritorio de Pedro Sánchez, que en ese momento no se encontraba en Madrid, sino en la sede de la ONU en Nueva York. .

También hubo un gran enfado entre el conservador Partido Popular. Los parlamentarios consideraron absurdo dejar el lenguaje común en un segundo plano.

Los conservadores también estaban molestos por los altos costos de introducir la nueva tecnología y contratar intérpretes, que serán necesarios no sólo en las sesiones plenarias sino también en las comisiones parlamentarias. Sin mencionar la avalancha de papel que probablemente requerirán las traducciones de informes y solicitudes de ahora en adelante.

En Bruselas, el problema lingüístico de Madrid despierta preocupación

Mientras tanto, en Bruselas, Sánchez rechazó su plan de convertir las lenguas regionales en lenguas oficiales de la UE. Madrid preside actualmente el Consejo de Ministros y rápidamente puso en el orden del día la petición de una reunión de ministros europeos, lo que provocó sorpresa entre los presentes. Probablemente haya cuestiones más importantes, como la crisis migratoria en Lampedusa o la próxima cumbre de la UE, se quejó un diplomático.

Después de un breve debate, los ministros decidieron posponer la votación y discutirla con calma, aunque todavía no está del todo claro cuándo volverá a debatirse el tema. Es probable que la aprobación en los estados miembros sea limitada.

La Unión cuenta ya con 24 lenguas oficiales, lo que implica mucho trabajo administrativo y es caro. Todos los debates en el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE deben ser interpretados en todos los idiomas y todos los actos jurídicos deben estar disponibles en todos los idiomas. Los ciudadanos pagan más de mil millones de euros al año por el ejército de traductores e intérpretes. Sin embargo, Madrid ya se ha ofrecido a cubrir los costes adicionales del catalán, euskera y gallego.

Sin embargo, el costo no es el único problema. En Bruselas se teme que la iniciativa también pueda inspirar a otras minorías nacionales y revivir viejos conflictos lingüísticos. En Francia, por ejemplo, esto podría afectar a los corsos y bretones, en los Países Bajos a los frisones o en Finlandia a los samis. En total hay unas sesenta lenguas minoritarias en la UE. Sin embargo, destaca claramente el catalán, que se habla no sólo en España sino también en Francia, Italia y Andorra y que cuenta con más de nueve millones de hablantes nativos.

En cualquier caso, Puigdemont se muestra optimista sobre la plataforma online



Source link-58