Acecho, rastreo, fotos de penes, privación de libertad a través de una cerradura de puerta inteligente o terror psicológico a través del control de calefacción a través de un teléfono inteligente: la tecnología se está convirtiendo cada vez más en cómplice de los delincuentes violentos. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Viena y el Centro de Investigación Social y Didáctica de las Ciencias (ZSW) llega al fondo del problema de la «violencia cibernética contra las mujeres en (ex)relaciones».
Corona
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