New Regency quería hacer la película, pero tampoco querían terminar con problemas económicos. Edwards tuvo que demostrarles que se podía hacer más barato de lo que pensaban. Curiosamente, el secreto en realidad fue depender menos de los efectos visuales y más de ubicaciones reales, a pesar de que muchos éxitos de taquilla modernos optan por crear ubicaciones utilizando una combinación de decorados en un escenario o utilizar tecnología innovadora como The Volume empleada por «The Mandalorian». combinado con CGI. Eso no es lo que Edwards hizo aquí. El cineasta explicó:
«Lo que normalmente haces es tener todo este trabajo de diseño y la gente dice: ‘No puedes encontrar estas ubicaciones. Vas a tener que construir decorados en un estudio con pantalla verde. Costará una fortuna’. Pensamos: «Lo que queremos hacer es filmar la película en lugares reales, en partes reales del mundo más cercanas a lo que son estas imágenes. Luego, cuando la película esté completamente editada, contratar al diseñador de producción, James Cline, y otros artistas conceptuales para pintar sobre esos marcos y poner la ciencia ficción encima. Todo el mundo decía: ‘Suena genial’, pero básicamente teníamos que ir y demostrárselo».
Así lo hicieron, y el equipo visitó 80 localizaciones, mucho más de lo que normalmente se utilizaría para una película de este tamaño. Eso les permitió obtener casi todo lo que necesitaban en la cámara sin tener que depender de una pantalla verde y CGI para arreglarlo todo más tarde.
«Realmente no usamos ninguna pantalla verde. De vez en cuando había un poco aquí y allá, pero muy poco. Si haces los cálculos, si mantienes el equipo lo suficientemente pequeño, la teoría era que el costo de construir un set, que suele ser como 200.000 dólares, puedes llevar a todos a cualquier parte del mundo por esa cantidad de dinero. Así que fue como, ‘Mantengamos el equipo pequeño y vayamos a estos lugares increíbles'».