China, la última gran economía en mantener una estricta política sanitaria frente a la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, anunció el viernes 11 de noviembre la flexibilización de varias medidas en este ámbito.
- Cuarentena reducida. Los chinos y los extranjeros que lleguen a China ahora estarán en cuarentena durante ocho días, en comparación con los diez anteriores. Como ya ocurría, los últimos tres días se podrán realizar en la casa china de los viajeros. Por otra parte, los primeros cinco días de cuarentena se realizarán siempre en centros especializados u hoteles, quedando a cargo de las personas recluidas los gastos de alojamiento y alimentación. Sin embargo, «los actores importantes del mundo económico» y los “delegaciones deportivas” estarán exentos de la cuarentena si permanecen en una burbuja sanitaria durante su estancia.
- Fin de la cancelación repentina de vuelos. El gobierno también ha anunciado el cierre del tan criticado mecanismo de «disyuntor». Según esta regla, los vuelos internacionales a China se cancelaron durante una o dos semanas en caso de que se descubriera, a la llegada de vuelos anteriores, un número considerado demasiado alto de pasajeros infectados a bordo. El anuncio del viernes supone un alivio para muchos viajeros, que hasta ahora temían que sus vuelos fueran cancelados en el último momento. Se vieron obligados a esperar varias semanas, incluso varios meses, fuera de China antes de encontrar un vuelo.
- Una sola prueba PCR. Otra buena noticia para los viajeros del extranjero: tendrán que aportar el resultado de una única prueba PCR realizada en las 48 horas previas al embarque rumbo a China, frente a las dos hasta ahora.
- Prohibido el confinamiento preventivo. La nota del gobierno también prohíbe «estrictamente» confinamientos preventivos o excesivamente largos, cierres de escuelas no aprobados por las autoridades o incluso “soluciones listas para usar” aplicada indistintamente. La nota también pide «acelerar» vacunas contra el Covid-19 en China, especialmente entre los ancianos, que actualmente son muy reacios, así como fortalecer las existencias de tratamientos antivirales contra la enfermedad.
Impacto en la economía
Todas estas medidas se anuncian tras la celebración, este jueves, de una reunión de los siete líderes más importantes del Partido Comunista Chino (PCCh), incluido el presidente Xi Jinping. Habían anunciado la voluntad «inquebrantable» de Beijing para mantener la estrategia Covid cero. Esto obviamente no impide los ajustes.
Esta política pretende hacer de todo para evitar casos: confinamiento de barrios o ciudades enteras en cuanto aparecen brotes, cuarentenas para las personas infectadas y pruebas PCR casi diarias. Pero esta política inflexible tiene repercusiones significativas en la economía china, las cadenas de suministro globales, la moral de las personas y las empresas, la imagen del país y la movilidad internacional de chinos y extranjeros.
El viernes, el Ministerio de Salud de China anunció 10.535 nuevos casos locales en las últimas veinticuatro horas. Una cifra que ha ido subiendo en las últimas semanas, pero que sigue siendo muy inferior a la mayoría de países.
Si golpea duramente a la economía y pesa mucho en la moral de los chinos, la política de Covid cero sin duda ha permitido limitar mucho la contaminación. Solo se han registrado oficialmente 5200 muertes en China, en comparación con más de 1 millón en los Estados Unidos. Pero esta política está causando un creciente descontento entre la población. Y las repercusiones económicas son tales que la mayoría de los analistas consideran ahora imposible que China alcance su objetivo de crecimiento del 5,5% en 2022.