La primera vez que Anthony Gómez vio volar uno de los prototipos de Starship de SpaceX, lo vio en un proyector. Estaba lejos de la costa húmeda de Texas, donde se estaba realizando el lanzamiento real. En cambio, estaba sentado en su casa de Florida con su novia.
En la pared de su casa, Anthony admiraba el cohete Starship mientras surcaba el cielo. Los tres motores Raptor se apagaron cuando la nave espacial alcanzó una altitud de aproximadamente 41,000 pies, y la enorme nave de acero comenzó a caer en picado hacia la Tierra, se inclinó sobre un costado, pareciendo un silo de grano en caída libre. Justo antes de llegar a la plataforma de aterrizaje, sus motores se volvieron a encender y el vehículo rápidamente volvió a ponerse en posición vertical mientras se preparaba para aterrizar. Pero la nave espacial descendió demasiado rápido, golpeando el suelo con fuerza y estallando en una explosión masiva. Después, solo quedó una parte carbonizada de la Tierra donde una vez estuvo Starship: una decepción.