Unos días antes de su trágica muerte, Deborah James le dijo a The Times cómo debería ser su fiesta de despedida. Su deseo era un código de vestimenta específico: «Suena morboso, pero quiero un funeral sombrío en blanco y negro porque creo que la gente se ve bien en blanco y negro», dijo la popular presentadora, que quería ser incinerada. Se debe tocar la canción «Tell Me It’s Not True» de los «Blood Brothers» y sus hijos, si se sienten capaces, deben recitar poesía.
En la recepción es particularmente importante para ella que haya «tequila». Y Deborah quería que la gente trajera fotos divertidas y contara anécdotas divertidas sobre ella para que su familia tuviera algo que recordar. En particular, sus dos hijos Hugo (14) y Eloise (12), que son «todavía muy pequeños», podrían «recoger recuerdos de muchas personas». Porque Deborah temía que su imagen pronto «se desvaneciera y tuviera que depender de videos o fotos» de su mamá.