El activismo diplomático de Japón ante la reticencia de sus vecinos del sur de Asia a sancionar a Rusia


La guerra en Ucrania ha llevado a Japón, el único país asiático del G7, a salir de su reserva habitual durante las crisis internacionales. Tras condenar enérgicamente la invasión rusa, pretende aparecer como el unificador de una Asia «libre y abierta», «rechazando cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza». El viaje que acaba de realizar al sudeste asiático el Primer Ministro Fumio Kishida, que visitó sucesivamente Indonesia, Vietnam y Tailandia entre el 29 de abril y el 1ejem May, ilustra el deseo de Tokio de tratar de reunir en torno a Japón a países asiáticos cuyas posiciones son a menudo divergentes de Occidente con respecto a la crisis de Ucrania.

Tokio anticipa que la guerra en Ucrania corre el riesgo de ser el comienzo de una ruptura de las normas internacionales que, comenzando en Europa, no dejará de tener efectos en el otro extremo del planeta, aunque solo sea por la extensión del territorio ruso al Lejano Oriente. Mientras que en Europa el peligro es sobre todo ruso, para Japón es doble: a una China con ambiciones hegemónicas se suma una Rusia que «acaba de demostrar que puede operar tanto en el oeste como en el este», El ministro de Defensa japonés, Nobuo Kishi, dijo después de los recientes ejercicios de la flota rusa en el Mar de Ojotsk, ubicado al norte de Hokkaido, la isla más septentrional de Japón. Concentrada hasta ahora en el suroeste del Archipiélago, frente a China, la defensa japonesa deberá reforzar sus posiciones en estas latitudes –como en tiempos de la URSS.

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“Respetar la soberanía territorial”

El alineamiento de Japón con las posiciones de los demás miembros del G7, particularmente en lo que se refiere a la adopción de sanciones económicas, le valió medidas de represalia por parte del Kremlin, que pusieron fin a las negociaciones del tratado de paz entre ambos países. Celui-ci achoppe depuis plus d’un demi-siècle sur le différend concernant la souveraineté de quatre îles de l’archipel des Kouriles, annexées par l’URSS à la suite de la défaite japonaise de 1945. Mais la détérioration des relations avec Moscou n’est pas, pour l’instant, la préoccupation majeure du premier ministre Kishida : sa priorité est en effet de rapprocher les positions des pays de l’Asie du Sud-Est de celle du G7 afin de ne pas apparaître isolé dans sa propre región.

Tokio argumenta así con sus vecinos que la agresión de la que Ucrania es víctima puede ocurrir en otros lugares y que los países de la región deben demostrar cohesión al condenar a Rusia. Convencerlos es difícil, porque son reacios.

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