La alerta no es nueva pero la guerra en Ucrania le da peso. Según un informe del Comité de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas de la Asamblea Nacional, publicado el viernes 17 de febrero, el ejército francés ya no tiene suficiente munición (proyectiles, misiles, torpedos, etc.) para sostener un enfrentamiento de alta intensidad. «El deterioro general de las existencias de municiones francesas desde el final de la Guerra Fría parece haberse vuelto insostenible, tanto en vista del contexto estratégico actual como de las ambiciones militares de Francia»escriben los diputados Vincent Bru (MoDem) y Julien Rancoule (RN), los dos redactores del informe.
Con el final de la Guerra Fría, los arsenales franceses se recalibraron para cumplir con los compromisos expedicionarios y las municiones se convirtieron en “una variable de ajuste presupuestario”, lamentan los parlamentarios. Desde 2011, seis de los veinte depósitos de municiones han sido cerrados en territorio nacional. Si se clasifica el nivel exacto de existencias, estas estarían en su punto más bajo y no permitirían que duren más allá de unas pocas semanas en caso de un conflicto “duro”. “Es de temer que alguno de nuestros adversarios sea capaz de desgastarnos”ya alertó la dirección de inteligencia militar, en otro informe parlamentario, sobre la preparación del ejército para alta intensidad, publicado hace un año.
Además de reducir las capacidades de compromiso de las fuerzas, esta reducción de stocks tiene graves consecuencias en el desempeño de las tropas. “Disparar munición compleja se ha vuelto raro en el entrenamiento”, lamentan los diputados. Es cierto que los ejércitos usan munición de entrenamiento y simuladores para mantener sus capacidades, pero esto no les permite “reproducir la complejidad del entorno”. “Un piloto que nunca haya disparado un misil Meteor en entrenamiento o una tripulación de fragata que no haya disparado un Aster 30 en condiciones óptimas no pueden considerarse debidamente entrenados”advierte el informe.
Munición más sofisticada
Más allá de la falta de créditos, las existencias también sufren la creciente complejidad tecnológica de ciertas municiones, en particular las propulsadas, como misiles y torpedos. Esta sofisticación aumenta el costo de los proyectiles y por lo tanto reduce el volumen de sus pedidos, para no exceder un marco presupuestario restringido. «Desde 2003, los objetivos programáticos se han reducido en un 40 %, mientras que la amenaza ha seguido aumentando con el resurgimiento de la competencia interestatal, especialmente desde la anexión de Crimea en 2014».señala Léo Péria-Peigné, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, en un informe publicado en enero y retomado por los parlamentarios.
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