La química natural entre Braun y Macfadyen ayudó a crear la tensión retorcida que define la relación Tom-Greg: celos y animosidad, amortiguados por un afecto genuino y ocasional. Tener a alguien a quien intimidar sin duda ayuda a mantener estable a Tom, pero una gran parte de eso es tener a alguien con quien pueda contar. Incluso si todo su propósito es solo recibir su ira.
«Hay una circularidad con la actuación y la escritura», explicó Macfadyen. «Y creo que la televisión de larga duración como esta es maravillosa en el sentido de que, si funciona bien, se vuelve simbiótica con los actores y los escritores porque ven algo que hacemos. Haremos algo que sea dado a nosotros de esta escritura mágica, y luego verán algo más, y luego eso retroalimentará el guión. Y así continúa».
Si bien la animosidad de Tom hacia Greg siempre estuvo presente en el guión piloto, los detalles de su relación evolucionaron con el tiempo a medida que los escritores abrazaron la hilaridad de Braun y Macfadyen juntos en la pantalla. Aunque un drama de prestigio con diálogos tan agudos no parece el espacio natural para la improvisación, la espontaneidad forma parte del ADN de «Succession». Mucho de esto tiene que ver con la forma en que se filman los episodios, dando a los actores espacio (y expectativas) para improvisar y reaccionar.
Exalumnos de teatro como Brian Cox y Jeremy Strong han comparado filmar la serie con estar en el escenario: solo porque la cámara no apunte en su dirección, no significa que no estén en el personaje. En todo momento, la cámara actúa como un jugador en la sala, moviéndose constantemente con zooms instantáneos y enfoque de bastidor, balanceándose de manera impredecible para enfrentarlos. Con eso como fuente de energía, las relaciones como la de Tom y Greg ganan más profundidad. Y no son los únicos.