El noreste de Estados Unidos respira: el humo de los incendios canadienses, origen de las alertas por la contaminación del aire que afectó a más de 100 millones de estadounidenses esta semana, se ha disipado gradualmente el viernes 9 de junio.
En Nueva York como en Washington, la calidad del aire está ahora a un nivel » moderado « (amarillo), según el índice de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. En la capital, el cielo vuelve a ser azul, pero los alumnos de las escuelas públicas aún no pueden pasar el recreo al aire libre, por precaución. En Nueva York, los escolares de los establecimientos públicos siguen sus clases a distancia el viernes, una medida anunciada la víspera.
En Washington, las concentraciones de partículas finas son de diez a veinte veces más bajas el viernes por la mañana que las del día anterior a la misma hora, dijo Ryan Stauffer, científico de la NASA especializado en contaminación del aire.
La mejora está particularmente relacionada con la dirección de los vientos, que ha cambiado en Quebec, donde los incendios arrasan, explicó. Los vientos ya no empujan el humo directamente hacia el sur. Además, la precipitación tendía a limitar la intensidad de los incendios y, por tanto, la llegada de humo adicional. La principal nube que afectó al país está ahora sobre el Océano Atlántico, dijo Ryan Stauffer.
Este episodio de contaminación del aire, raro y particularmente intenso el miércoles y el jueves, trastornó la vida de millones de estadounidenses. Los vuelos se habían retrasado en muchos aeropuertos debido a la visibilidad reducida y las máscaras habían reaparecido en las calles. La preocupación se refería principalmente a la salud de los más frágiles (ancianos, asmáticos, niños, etc.).
Cerca de 900.000 hectáreas afectadas
A pesar de esta mejora, Canadá continúa enfrentando incendios sin precedentes para la temporada. El viernes, unos 140 incendios seguían activos en Quebec, de los cuales casi 80 están fuera de control. Más de 13.000 personas han tenido que ser evacuadas desde principios de junio en la provincia francófona.
Cientos de bomberos extranjeros han llegado en las últimas horas para echar una mano a los quebequenses que se enfrentan a estos gigantescos incendios, muchos de los cuales se localizan en zonas de bosque boreal muy aisladas.
Con cerca de 900.000 hectáreas afectadas por los incendios, según las autoridades, Quebec vive una temporada ya histórica. Se han registrado el doble de inicios de incendios desde enero en comparación con el promedio en este momento durante los últimos diez años.
El secretario general de la ONU, junto con organizaciones ambientalistas y políticos estadounidenses, enfatizaron esta semana la necesidad de combatir el cambio climático, que exacerba el riesgo de incendios forestales.