«El juicio de los atentados del 13 de noviembre no fue ejemplar y se abusó del derecho de la defensa»


Rdecisión de la corte habrá sido elogiada en esta medida: seis años de investigación, diez meses de audiencia, dos días de deliberación y una ausencia total de apelación por parte de los acusados ​​y la acusación habrán permitido el juicio de París de los ataques de el 13 de noviembre de 2015 para adquirir la condición de leyenda cuasi legal. Nos gusta pensar que, ante lo peor, el proceso penal ha llegado tranquilamente a su fin. Pero, ¿es esto realmente una victoria del estado de derecho contra la barbarie?

Frente a este relato laudatorio, nuestro papel como abogados defensores es decir que la conducción de este juicio y la solución resultante están en contradicción con los principios fundacionales de nuestra legislación penal. Se ha abandonado el principio de la interpretación estricta de la ley penal, se ha invertido la carga de la prueba, se ha perdido en el limbo de la asociación de delincuentes terroristas el derecho a saber con precisión de qué se le acusa y es finalmente a la acusación a la que la duda se aprovechó. Dos objetivos regían la determinación de las penas: dar ejemplo mediante una sentencia feroz y disuadir a los condenados de ejercer su derecho de apelación. En esto no se trata de una decisión jurídica basada en la ley, sino de un razonamiento estratégico que no honra a la institución judicial.

Lea también: Artículo reservado para nuestros suscriptores En el juicio del 13 de noviembre, últimas palabras de los acusados: «Si me condenan por asesinato, cometerán una injusticia»

¿Podría ser de otra manera, cuando las expectativas de la sociedad iban más allá del marco legal? Este juicio fue para repararlo todo: las heridas de las víctimas, pero también las de una sociedad que no entendía qué le había pasado. La justicia tenía que cumplir una misión que no le es propia. Al querer demasiado curar las heridas y pensar en la sociedad, hemos olvidado el papel fundamental de un tribunal de lo penal, aunque sea especial: examinar los cargos contra los acusados ​​que se presumen inocentes.

Teorías legales defectuosas

El juicio no fue ejemplar y se abusó de los derechos de la defensa. Hemos visto testigos importantes que se niegan a declarar sin que el tribunal intente traerlos y sancionarlos por su negativa. Por lo tanto, se nos privó del derecho a interrogar y contrainterrogar a los testigos de cargo. Académicos y políticos han hecho de este juicio una plataforma. Los primeros vinieron a defender allí sus tesis, sin contradicción de sus pares; estos últimos lo aprovecharon para felicitarse por su actuación cuando estaban en el negocio. Y es verdad que lo principal en este juicio no parecía ser el derecho y la justicia, sino la apariencia del derecho y la justicia: que se celebre el juicio y que se respete el tiempo, la historia recordará que se ha hecho justicia.

Te queda por leer el 61,39% de este artículo. Lo siguiente es solo para suscriptores.



Source link-5