“El Partido Republicano podría haber evitado el caos político-judicial que se avecina”


TIENE ¿A quién le corresponde librar a Estados Unidos del virus trumpista: los votantes o los magistrados? Dos calendarios se superponen, el de la justicia y el de la política, para hacer de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 una elección sin precedentes en la historia de la Unión Americana. Nunca las instituciones de la democracia más poderosa han sido sometidas a una prueba semejante: una campaña electoral en la que uno de los principales actores es objeto de cuatro acusaciones penales.

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El acusado más famoso del país, el expresidente Donald Trump, está en la primera posición para ganar la nominación del Partido Republicano. Las encuestas le atribuyen alrededor del 60% de los votantes del Grand Old Party (el Partido Republicano, el nombre coloquial del partido elefante). Con la excepción del gobernador de Florida, Ron DeSantis, los demás candidatos están completando las cifras. El núcleo republicano quiere a Trump. Los fieles se muestran indiferentes a los numerosos antecedentes penales que rápidamente podrían agobiar al líder de la secta. Mientras uno no sea declarado culpable, puede competir –y tal vez incluso, en una peculiaridad de la ley estadounidense, si es declarado culpable.

Nombrado por Merrick Garland, ministro de Justicia del presidente demócrata Joe Biden, un fiscal independiente, el impasible Jack Smith, de rostro severo como la puerta de una prisión, ha presentado varios cargos contra Trump. Se suman a los que ya no estaban establecidos a nivel federal sino en dos estados, Nueva York y Georgia. Básicamente, a Trump se le acusa de “conspirar contra el Estado americano” para neutralizar el resultado de las elecciones de noviembre de 2020, que perdió ante Biden. El golfista de Mar-a-Lago habría actuado mediante la fuerza, la mentira y la manipulación para anular la elección de la mayoría de los votantes, en resumen para torpedear este pilar de la democracia estadounidense que es la transferencia pacífica del poder de un partido al otro. Un total de 91 cargos en cuatro juicios. Potencialmente, seiscientos años de prisión.

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El calendario judicial se superpone con el del período electoral. Emitidos por jurados populares, los veredictos podrán conocerse antes o después del martes 5 de noviembre de 2024, día de las elecciones. Pero las audiencias marcarán, a partir del mes de marzo, los momentos más importantes de la campaña de las primarias republicanas. La justicia avanzará en paralelo a la batalla por la nominación del candidato republicano.

¿Qué impacto tendrá en el electorado republicano? Declarado culpable aquí o allá, Trump, que grita, de reunión en reunión, en la “martirio judicial” que padezca y que a veces se compare con Jesús, sólo movilizará aún más a sus fieles –hasta cierto punto. Absuelto de tal o cual cargo, triunfará sobre estos fiscales. «loco» al servicio de la justicia “politizado” por los demócratas.

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