Todo comenzó con algo muy bueno en sí mismo: ¡Mi esposo tiene un nuevo trabajo! Y uno que realmente le gusta y disfruta. Así que la alegría en la familia fue grande.
Después de algunas semanas, sin embargo, el patriarcado se mostró en su forma más pura, porque las citas que obtiene son simplemente fijas, y el resto de la familia tiene que organizar todo a su alrededor. Para mí, como trabajador por cuenta propia, esto significa que tengo que posponer mis reuniones ya programadas si los niños necesitan atención ese día. También significa que toda la logística del día a día depende de mí cuando el hombre no está en casa durante días por reuniones de varios días o por motivos de formación.
Básicamente, compartimos la logística familiar necesaria entre nosotros lo mejor que podemos, pero cuando el trabajo masculino recibe la prioridad número 1 desde el exterior, la organización de la vida cotidiana se derrumba como un castillo de naipes.
Entonces, cuando despotrico sobre el patriarcado que ha causado este estado de cosas durante generaciones, mi hija quiere saber a qué me refiero con esa expresión.
“Es por eso que tengo que organizar mi trabajo para que las citas de papá sean lo primero.” Ella no lo entiende, y no puedo explicárselo porque cuanto más lo pienso, más absurdo se vuelve.