“El reto es aumentar la producción agrícola en África”


Kako Nubukpo es comisario de agricultura, recursos hídricos y medio ambiente de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA), que reúne a Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Malí, Níger, Senegal, Togo y Guinea-Bissau. Economista togolés conocido por sus posiciones contra el franco CFA, reacciona al plan del presidente francés, Emmanuel Macron, con el objetivo de movilizar las reservas mundiales de cereales para «garantizar el acceso para todos, en particular los más vulnerables, en cantidades suficientes y a precios razonables», ante la inseguridad alimentaria mundial generada por la invasión rusa a Ucrania.

El 24 de marzo, el Jefe de Estado francés anunció, en consulta con la Unión Africana, el lanzamiento de la iniciativa Food on Agriculture Resilience Mission (FARM), uno de cuyos objetivos es apoyar a los países africanos que dependen de las importaciones rusas y ucranianas. ¿Hay una emergencia?

Por primera vez en treinta años, nuestros países sufrirán un doble choque: el de oferta interna y el de oferta externa. En África occidental, ningún país produce fertilizantes, excepto Nigeria, que prefiere exportarlo a Brasil. Sin embargo, el costo de estos insumos ha subido considerablemente: en un 80% para los fertilizantes fosforados y en un 100% para los potásicos, entre junio de 2020 y marzo de 2022. Los agricultores no tienen los medios para obtenerlos a precios tan altos. Y la mayoría de los estados no tienen suficientes márgenes presupuestarios para aumentar sus subsidios. Por lo tanto, es probable que las consecuencias sobre el volumen de la producción local sean significativas.

A ello se suman los efectos de la dependencia de los cereales rusos y ucranianos, con nuevas subidas de precios de los productos de primera necesidad en las zonas urbanas. La preocupación es generalizada, pero no data de la guerra de Ucrania, lo que no hace más que amplificar las dificultades. La pandemia de Covid-19 ya ha interrumpido los circuitos de suministro y ha provocado una alta inflación. A principios de diciembre de 2021, Benin solicitó una reunión de emergencia de los ministros de agricultura y comercio de la región, para tratar de encontrar soluciones.

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¿Le parecen satisfactorias las soluciones que están sobre la mesa?

El llamado a la solidaridad internacional es bienvenido si permite amortiguar los choques, ayudando a los países a subsidiar artículos de primera necesidad y fertilizantes, para no poner en peligro la próxima cosecha. El desafío a corto plazo es evitar disturbios por alimentos. Nadie ha olvidado que la crisis alimentaria de 2008 contribuyó a las “primaveras árabes”. Sin embargo, el shock actual se produce en un contexto aún más frágil. Varios países ya han sido desestabilizados por golpes de estado; la amenaza yihadista se extiende en el Sahel y ahora afecta a las regiones del norte de los países costeros; cientos de miles de personas huyen de la inseguridad, en un entorno cada vez más hostil por el cambio climático.

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