El tutor de Wendy Williams argumentó que el documental Lifetime era explotador y que el locutor “carecía de capacidad” para celebrar un contrato, según muestra una demanda abierta


Un tutor temporal argumentó en una demanda presentada el mes pasado que el documental de Lifetime ¿Dónde está Wendy Williams? fue una “explotación descarada de una mujer vulnerable con una condición médica grave” y que el presentador carecía de capacidad mental para firmar un contrato para hacer el programa, según documentos recientemente revelados.

La guardiana, Sabrina Morrissey, presentó una demanda el mes pasado ante la Corte Suprema de Nueva York buscando detener el programa antes de su debut el 24 y 25 de febrero. Pero un juez de apelaciones anuló una orden de un tribunal inferior, despejando el camino para que el proyecto saliera al aire. Pero no fue hasta esta semana que se revelaron la denuncia de Morrissey y otros documentos judiciales.

Lea la denuncia de Wendy Williams.

Los representantes de Williams revelaron el mes pasado que le habían diagnosticado afasia primaria progresiva y demencia frontotemporal. Había participado en el documental y se desempeñó como productora ejecutiva.

En la denuncia, Morrissey argumentó que el tráiler del proyecto «la retrata de una manera extremadamente degradante e indigna, afirma incorrectamente que está ‘en quiebra’ e implica cruelmente que su comportamiento desorientado se debe al abuso de sustancias y la intoxicación».

«Esta explotación descarada de una mujer vulnerable con una condición médica grave y amada por millones dentro y fuera de la comunidad afroamericana es repugnante y no se puede permitir», afirma la demanda.

Un portavoz de A+E dijo: «Esperamos también que se abran nuestros periódicos, ya que cuentan una historia muy diferente». Peter Moulton, el juez de apelación, concluyó que bloquear la publicación del proyecto sería una “restricción previa inadmisible a la expresión que viola la Primera Enmienda de la Constitución”.

Morrissey también argumentó que el contrato entre otro demandado en la demanda, Entertainment One, y Williams es nulo porque ella era incapaz de administrar sus negocios y asuntos personales y fue puesta bajo tutela bajo la supervisión del tribunal.

Según la denuncia, el proyecto fue descrito inicialmente a Morrissey como “positivo y beneficioso” para la imagen de Williams. Morrissey “permitió que el proyecto siguiera adelante, en el entendido de que no se publicaría nada sin la revisión y aprobación final de The Guardian y el tribunal”, según la denuncia. El manager de Williams, William Selby, también afirmó que tendría el control creativo final sobre el producto terminado, según la denuncia. Le informó a Morrissey que no había aprobado el avance ni el documental antes de su lanzamiento.

«Se le debe permitir llevar su vida y recibir la atención necesaria con paz y dignidad, y trabajar, en la medida de sus posibilidades, en un ambiente acogedor, de apoyo y digno», afirma la denuncia.



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