En Argentina, los hijos de los torturadores de la dictadura se rebelan


Analia Kalinec era una niña modelo. Aquí ella se ha convertido en una “desobediente” (desobediente, en español), es decir, una mujer dispuesta a desafiar el orden familiar. Le llevó años aceptar que su padre, ese hombre cariñoso que por las noches le hacía cosquillas llamándola “mi pequeña liebre”, Fue la misma persona que, durante el día, la secuestró y torturó. “La figura paterna es tan estructurante que mi esquema mental explotó, confiesa esta mujer, profesora y psicóloga de 44 años. Pensar que podría tener algo anormal en la sangre y que podría transmitirlo a mis hijos me aterrorizaba. »

Este padre es Eduardo Emilio Kalinec, un ex policía condenado en 2010 a cadena perpetua por sus acciones durante la dictadura militar (1976-1983) en los centros clandestinos de detención conocidos como Atlético-Banco-Olimpo.

Analia sólo supo la verdad sobre sí misma después del arresto de su padre en 2005. Antes de eso, esos años oscuros, marcados por la desaparición de Unas 30.000 personas, según organizaciones de derechos humanos, eran a sus ojos sólo un período vago de la historia de Argentina.

Después de los primeros juicios a los torturadores, en 1985, el país decidió poner fin a esta época, conceder amnistía a los pocos condenados y ocultar todo bajo el manto de la impunidad. La llegada al poder del peronista Néstor Kirchner en 2003 cambió la situación: pidió perdón en nombre del Estado, hizo “memoria, verdad y justicia” una política nacional y permite la reapertura de juicios por crímenes contra la humanidad. Hasta la fecha, 1.204 personas han sido juzgadas y condenadas.

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En 2005, Analia Kalinec vivió los primeros meses de detención de su padre –durante la investigación– en una especie de neblina de ignorancia. “Fui a visitarlo a la cárcel y hablamos de todo y de nada, pero ni de la dictadura ni de lo que había hecho. » Su madre y dos hermanas menores, policías, lo apoyan. “Todo es un error, papá saldrá pronto”, asegura su madre. analia empieza a buscar respuestas en otros lugares, en libros, documentales, conferencias. Porque el país poco a poco va recuperando la memoria…

«Traición»

Al leer la acusación de su padre en 2008, la joven midió el alcance del horror. “Es un punto de inflexión en mi vida, he leído testimonios horribles allí, dice en la oficina de su casa en el barrio obrero de Flores, en Buenos Aires.. Fue acusado de haber participado en torturas, bajo el seudónimo de “Doctor K”. Estuvo involucrado en 181 secuestros. » Las víctimas, reales o supuestos opositores al régimen, fueron “arrestadas” fuera de cualquier contexto judicial, torturadas en lugares clandestinos de detención, antes de desaparecer, la mayoría de ellas para siempre.

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