Desde la avenida que atraviesa Saint-André-lez-Lille, ciudad fronteriza con Lille, no podemos ignorar el piquete acampado frente a la gran casa rodeada por un parque, antigua propiedad de una familia de banqueros del Norte que la donó a Emaús. Aquí comenzaron, a principios de julio, las huelgas que sacudieron a Emaús en el Norte. Aquí también la situación es más peligrosa, en Grande-Synthe, junto a Dunkerque (norte).
En el centro de las reivindicaciones está la exigencia de regularización de los numerosos inmigrantes indocumentados que componen estas comunidades. La huelga, por este motivo, llegó también a la de Tourcoing (Norte), donde incluso los empleados dejaron de trabajar. A unos quince kilómetros de distancia, Wambrechies se unió al movimiento, pero allí, para protestar contra el despido anunciado del director por el presidente local, tras un altercado. El director cuenta con el apoyo de acompañantes y voluntarios.
Si las comunidades de Emaús del Norte siempre han sido rebeldes, siguiendo el legado del padre Léon, su emblemático y entusiasta representante durante veinte años, fallecido en 2002, el malestar expresado y la cobertura mediática de estas huelgas han empujado a Emaús Francia a intervenir para intentar, no sin dificultad, la mediación. “Las comunidades son asociaciones independientes”recuerda Antoine Sueur, presidente de la federación nacional.
Una investigación abierta
En Saint-André-lez-Lille, pionera de la revuelta, el bloqueo parece estar lejos de resolverse. Esta comunidad, inicialmente abierta para acoger a viejos compañeros y a algunas familias, ha visto evolucionar su sociología. Actualmente está formada por una mayoría de inmigrantes y dirigida, desde su creación en los años 1990, por Anne Saingier, una mujer conocida por su carácter fuerte, totalmente comprometida con el movimiento Emaús. ¿Hasta el punto de la deriva autoritaria? Esto es lo que le acusan los huelguistas y lo que motivó la apertura de una investigación por parte de la fiscalía de Lille por «trata de seres humanos y trabajo oculto».
Apoyados por la CGT y el Comité de Sans-Papiers 59, los huelguistas exigen su regularización administrativa y una posición política clara de Emaús al respecto. “Estas decisiones corresponden a la prefectura”, observa Emaús Francia, obligado a constatar que los intentos de mediación emprendidos para resolver el conflicto en Saint-André-lez-Lille resultan en vano.
En Grande-Synthe la situación tampoco mejora. En huelga desde el 22 de agosto, una veintena de trabajadores acusan a la directora de racismo y malos tratos y exigen su marcha. Ella inició un procedimiento judicial, considerándose difamada con folletos y los empleados hicieron valer su derecho de desistimiento (sin ejercerlo por el momento) después de haber, según dicen, sido “insultados en los piquetes”.
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