En Kazajstán, la diplomacia del Papa Francisco desafía a Rusia y China


En Noursultan, la capital de Kazajstán, a donde viajará del 13 al 15 de septiembre, el Papa Francisco esperaba inicialmente reunirse con Kirill, el patriarca de Moscú, para, a través de él, obtener una invitación de Vladimir Putin para venir a Rusia. Pero Kirill no vendrá, y finalmente es Xi Jinping quien estará al mismo tiempo que el pontífice en la antigua Astana, el miércoles 14 de septiembre.

En la agenda oficial no figura ningún encuentro entre el presidente chino y el jefe de la Iglesia católica. Pero La ausencia de Kirill y la presencia de Xi intersectan las dos cuestiones diplomáticas que le han valido a Francisco las críticas más vehementes dentro y fuera de su Iglesia, a saber, sus polémicas declaraciones sobre la guerra en Ucrania y el acuerdo alcanzado en 2018 por la Santa Sede con Pekín sobre el nombramiento de chinos obispos. Frente a los líderes ruso y chino, François mostraría, según sus detractores, una ingenuidad complaciente.

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Francisco va a este inmenso país de Asia Central, antiguo territorio soviético emancipado en 1991, con motivo de la VIImi Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, en el que participará como «peregrinación de paz», dijo el domingo después del Ángelus. El primer congreso tuvo lugar en 2003, por iniciativa del expresidente kazajo (que dimitió en 2019) Nursultan Nazarbayev, preocupado por la estabilidad religiosa en la región, tras los atentados del 11 de septiembre. Pero esta es la primera vez que un Papa ha estado allí. En congresos anteriores, la delegación vaticana estuvo encabezada por un cardenal.

Una decepción

Esta edición se centra en el papel de los líderes religiosos en el período posterior a la pandemia. Entre un centenar de delegaciones musulmanas, cristianas, judías, budistas, hindúes o sintoístas, Francisco encontrará a Ahmed Al-Tayeb, el gran imán de la mezquita de Al-Azhar en El Cairo, a quien ha convertido en su interlocutor privilegiado en el islam suní. En cambio, estará ausente el que había motivado su venida, Kirill: el patriarcado de Moscú anunció, sin dar razón alguna, el 24 de agosto, que finalmente no iría a Noursultan..

Para el Papa, es una decepción. Desde la invasión de Ucrania el 24 de febrero, Francisco ha hecho todo lo posible para reunirse con Vladimir Putin para ofrecerle sus buenos oficios y poner fin a la guerra. Espera llegar al presidente ruso a través del patriarca. Los dos dignatarios religiosos se reunieron en Cuba en 2016, una primicia histórica. Pero esta es la segunda vez que fracasa el proyecto de un nuevo cara a cara. Una reunión en Jerusalén en junio finalmente no tuvo lugar. El patriarca, que apoya con celo la guerra desatada por Moscú, había apreciado poco ser descrito por François como «secretario estatal» y «El monaguillo de Putin».

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