En Nueva Caledonia, la revisión del presupuesto reaviva las tensiones entre leales y separatistas


Desde el estallido del tercer referéndum de independencia el 12 de diciembre de 2021 -ganado en gran parte por los leales (96,5%) pero boicoteado y contestado por los separatistas-, una especie de indolencia de Oceanía se había apoderado del escenario político caledonio. El examen del presupuesto en el Congreso (asamblea deliberante) le ha dado renovado vigor. Por primera vez desde el inicio del Acuerdo de Numea en 1998, los separatistas del Frente Canaco y Socialista de Liberación Nacional (FLNKS) controlan tanto el gobierno colegiado -el ejecutivo- como el Congreso, gracias a una mayoría construida con el eje fiesta L’Eveil Océanien.

El lunes 28 de marzo, los debates se habían abierto en un ambiente tenso antes de convertirse en choque el martes, tras un pase de armas entre el leal Philippe Blaise y el separatista Gilbert Tyuienon, encargado de impuestos en el gobierno. En bloque, los veinticinco electos no independentistas -de cincuenta y cuatro- dieron un portazo al hemiciclo. En el origen de su ira, el“falta de diálogo y consulta” dentro del gobierno colegiado en la elaboración del presupuesto de la comunidad.

“Pensamos que aquí en el Congreso habría otro enfoque, pero nos encontramos con que no lo hay. No tiene sentido que sigamos sentados”, afirmó la presidenta del grupo L’Avenir encomienda, Virginie Ruffenach. En sintonía, su homólogo de Caledonia juntos (centro derecha), Philippe Michel, denunció «un abandono casi manifiesto de la colegialidad en favor de una lógica mayoritaria»mientras que Nicolas Metzdorf, de Caledonian Generation, se negó a «ser pisado, porque [ils ne sont] sin felpudos ». La derecha lealista impugna enérgicamente la planificación de 5.000 millones de francos CFP (41,6 millones de euros) en subvenciones a provincias y municipios y créditos » generoso « asignados a sectores manejados por separatistas en el gobierno, mientras que aquellos en manos de los leales fueron «castigado».

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Compromisos no cumplidos

El director ejecutivo, Louis Mapou, lamentó este giro recordando «la cantidad de veces [son] el campamento tuvo que sacar provecho” en el pasado sin “nunca salgas del hemiciclo”. El FLNKS denunciado «mala fe y postura política» desde la derecha, acusándolo de «desvincularse de la responsabilidad» mientras que Nueva Caledonia es «al borde de la quiebra tras treinta años de inmovilidad».

Bajo el doble efecto de factores cíclicos -crisis sanitaria, recesión económica vinculada a incertidumbres institucionales, reveses en la industria minera- y estructurales -déficit de cuentas sociales, impuestos obsoletos, mil hojas administrativas-, el estado de las finanzas de Nueva Caledonia es calamitoso. Ha sido gracias a un préstamo de 175 millones de euros contratado con la Agencia Francesa de Desarrollo y garantizado por el Estado que el presupuesto inicial pudo ser votado en equilibrio sobre el cable, dos días antes de la fecha límite del 31 de marzo cuando el Estado retoma el control y detiene las cuentas en lugar de los cargos electos, un escenario que se había producido en 2021. Sobreendeudado tras un préstamo anterior de 240 millones de euros en 2020, el Caillou está al pie del muro.

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