Estados Unidos está intensificando sus esfuerzos para impedir que el gobierno chino obtenga chips informáticos de última generación para fines militares y de vigilancia.
El viernes, el Departamento de Comercio presentó(Se abre en una nueva ventana) nuevos controles de exportación para evitar que las empresas envíen procesadores avanzados y equipos de fabricación de chips a China.
A la Casa Blanca le preocupa que la tecnología pueda ayudar al gobierno chino a desarrollar supercomputadoras capaces de crear armas nucleares, mejorar la toma de decisiones militares del país y cometer abusos contra los derechos humanos a través de la vigilancia.
“La República Popular China (RPC) ha invertido recursos en el desarrollo de capacidades de supercomputación y busca convertirse en un líder mundial en inteligencia artificial para 2030”, dijo en el anuncio la secretaria adjunta de Comercio para la Administración de Exportaciones de EE. UU., Thea Rozman Kendler. “Está utilizando estas capacidades para monitorear, rastrear y vigilar a sus propios ciudadanos y alimentar su modernización militar”.
Los nuevos controles de exportación, expuestos en un documento de 139 páginas(Se abre en una nueva ventana), tienen por objeto exigir que tanto las empresas estadounidenses como las extranjeras soliciten primero una licencia antes de exportar tecnología de chips de última generación a China. Sin embargo, la mayoría de las solicitudes de licencias «serán revisadas bajo la presunción de denegación» debido a las preocupaciones de que la tecnología podría reforzar al ejército chino y socavar la seguridad nacional de EE. UU.
Los controles de exportación están diseñados para evitar que los chips más avanzados se utilicen en las supercomputadoras chinas. También tienen como objetivo impedir que las empresas estadounidenses envíen tecnología de fabricación de semiconductores a las fábricas chinas que construyen chips lógicos en el nodo de 16/14 nanómetros o menos, a menos que reciban una licencia.
Además, las reglas restringen que los estadounidenses ayuden a las fábricas chinas de semiconductores sin una licencia. Además de todo esto, el control de exportación cubrirá los artículos producidos en el extranjero que, sin embargo, se fabricaron con la ayuda de software o maquinaria estadounidense.
El Departamento de Comercio también advierte que castigará a los países extranjeros que intenten eludir los controles de exportación contra China. “Finalmente, estas reglas dejan en claro que las acciones de gobiernos extranjeros que impiden que la BIS (Oficina de Industria y Seguridad de EE. UU.) tome determinaciones de cumplimiento afectarán el acceso de una empresa a la tecnología de EE. UU. a través de la inclusión en la Lista de Entidades”, dijo el departamento.
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Los nuevos controles de exportación subrayan la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. A la Casa Blanca le preocupa especialmente que Estados Unidos pierda su ventaja tecnológica frente a China. En respuesta, EE. UU. aprobó recientemente una legislación para impulsar la fabricación nacional de chips con $52,700 millones en subsidios.
Algunas empresas tecnológicas estadounidenses ya han comenzado a sentir los efectos de las restricciones a la exportación. En agosto, Nvidia y AMD informaron que EE. UU. había comenzado a restringir los envíos de sus GPU relacionadas con la supercomputación a China.
En respuesta, el gobierno chino condenó a EE. UU. por bloquear las exportaciones de tecnología. “Estados Unidos politiza, instrumentaliza y convierte en armas los problemas tecnológicos y comerciales, y se involucra en el bloqueo tecnológico y el desacoplamiento en un intento de monopolizar las tecnologías avanzadas del mundo”, dijo un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.(Se abre en una nueva ventana) el mes pasado.
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