Poco después de que naciera Echo, su madre la abandonó, lo que llevó a su padre, William Lincoln, que trabajaba encubiertamente como matón de la mafia para Kingpin, a cuidarla mientras participaba en peligrosas misiones para el jefe de la mafia. Aunque nació sorda, Echo podía leer los labios con precisión y reproducir notas musicales sin ningún error, lo que despertó su interés por las actividades artísticas desde una tierna edad. Sin embargo, la tragedia se produjo tras la muerte de su padre, cuyo acto final fue dejar una huella de sangre en su rostro en un intento de consolarla antes de morir.
Acogida por Kingpin, quien afirmó que Daredevil era responsable de la muerte de su padre, Echo creció dentro de la banda criminal y fue moldeada hasta convertirse en una máquina de matar que sobresalía en todo tipo de arte. A medida que crecía el odio hacia el asesino de su padre, Echo prometió cazar a Daredevil, pero desconocía su verdadera identidad cuando conoció a Matt Murdock, a quien llegó a agradarle románticamente (un sentimiento que Murdock correspondió en ese momento). Una vez que supo la verdad sobre su identidad, se involucraron en una intensa confrontación, pero Echo pronto se dio cuenta de que era Kingpin quien era responsable del brutal asesinato de su padre desde el principio.
La verdad sobre la traición de Kingbin es el punto de inflexión en la trayectoria de Echo; después de todo, este es el hombre a quien ella había considerado una figura paterna y al que se había mantenido ferozmente leal desde que perdió a su padre. Al volverse contra Kingpin, le dispara en la cara y lo ciega, pero el jefe de la mafia logra sobrevivir, lo que lleva a Echo a buscar consuelo en otras actividades, como asociarse con Wolverine para vencer a los malos y embarcarse en una búsqueda de visión que le trae acercarla más a sus raíces nativas americanas.