Extractos de «Impunit» de Hélène Devynck: «¿Por qué lo que sucedió tan a menudo en la oficina de PPDA sigue siendo imposible de entender?» »


[L’ancienne journaliste Hélène Devynck décrypte le « système criminel » qui a perduré, au sein de TF1, autour de Patrick Poivre d’Arvor, pendant plus de trente années. A travers une succession de portraits, elle raconte dans Impunité, récit à paraître au Seuil le 23 septembre, l’histoire des femmes, dont elle-même, qui disent avoir été agressées ou violées par la star de TF1. Plusieurs enquêtes ont été ouvertes sur les faits reprochés à PPDA, dont certaines ont été classées sans suite pour cause de prescription. Dans les procédures encore en cours, l’ancien journaliste, qui nie l’ensemble des accusations, est présumé innocent. Nous proposons ici quelques extraits du livre.]

Buenas hojas. Vivo en un país en decadencia tranquila, orgulloso de su arte de vivir que le ha valido una reputación mundial por su elegancia y sofisticación.

La mayoría de mis compatriotas se sentirían incrédulos o terriblemente ofendidos si los antropólogos del futuro describieran las costumbres francesas de hoy como primitivas. El Claude Lévi-Strauss o la Françoise Héritier de la ciencia ficción, regresados ​​a casa por una falla espacio-temporal, publicarían artículos académicos que describen una sociedad donde las mujeres son atacadas en la pubertad, abrumadas en la maternidad, rechazadas en la menopausia. Donde los hombres más privilegiados tienen derecho a aprovecharse sexualmente de quien quieran. Donde sus víctimas son atrapadas, forzadas al silencio y condenadas a un desfile de deshonra si transgreden esta regla.

Yo mismo estaría horrorizado si eso fuera cierto.

Como no quiero que lo sea, hablé.

Somos unos sesenta denunciando al mismo hombre, con la esperanza de sacar a la luz toda la maquinaria que nos obligó a hacer lo que no queríamos, y luego callarlo. Hablar parecía un peligro controlado.

Tomamos el caldo.

(…)

Sabíamos antes de vernos que estábamos hechos de la misma madera. Todos nos habíamos topado con el silencio o la indiferencia, la humillación compartida, la esperanza de justicia y la voluntad de defender a los que no pueden. Tenemos entre 20 y 60 años. Vivimos en el campo, en un pueblo, en una gran ciudad en Francia o en París. Somos burguesas, de derecha o de izquierda, quebradas o no, activistas comunitarias, psicoterapeutas, maestras, restauradoras, vendedoras de Intersport, periodistas para muchos. Las escritoras están sobrerrepresentadas, las anoréxicas también. Algunos eran menores de edad en ese momento. (…). Todos tenemos educación superior. Los sociólogos podrían determinar un sesgo de selección comparando nuestro grupo con las estadísticas nacionales. Los investigadores podrían haber buscado un perfil de las víctimas. Los hechos abarcan desde 1981 hasta 2016.

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