El eslabón más débil de «Renfield» es Rebecca Quincey (Awkwafina), una oficial de policía de Nueva Orleans que reaviva la humanidad de Renfield. Entiendo por qué el guión usa un interés amoroso humano para facilitar el arco de Renfield, pero en la práctica, Rebecca solo socava ese viaje. La película le da toda una trama secundaria sobre la investigación de la mafia local y la muerte de su padre, lo que distrae la atención y le quita un tiempo precioso a Renfield y Drácula. Awkwafina es deslumbrante y sin gracia en lo que podría ser su peor actuación hasta la fecha.
En una coincidencia que exige comparación, «Hellsing» también tiene a una joven policía como personaje secundario. En el capítulo 1, Alucard mata a un sacerdote vampiro que devastó una aldea rural británica. Primero se envió a la policía y solo uno sobrevivió: una joven llamada Seras Victoria. El sacerdote usa a Seras como un escudo humano, por lo que Alucard simplemente les dispara a ambos y luego convierte a Seras en un vampiro para salvarla.
Seras (o «Police Girl», como la llama su nuevo maestro) es una reinvención del arquetipo creado por Lucy Westenra y Mina Harker de la novela de Stoker; una mujer joven, rubia y virginal que cae bajo el hechizo de Drácula. Sin embargo, en lugar de ser una víctima, la transformación de Seras la empodera, aunque toma la mitad de la historia para abrazarla. Durante «Hellsing», Seras se enamora de Pip Bernadotte, un capitán mercenario reclutado por Hellsing para reforzar sus fuerzas. Pip encuentra su final en el capítulo 53/episodio 7 gracias al vampiro del Milenio Zorin Blitz, pero Seras bebe su sangre (su primer sabor) y venga su asesinato.
Más que un personaje superfluo, Seras logra humanizar a Alucard; su relación termina siendo menos amo/sirviente y más padre/hija. Cuando se trata de sacar el corazón de un monstruo, «Hellsing» vence a «Renfield».