Si no estás al tanto de las noticias británicas, esto es lo que te perdiste: todo está jodido. Factores globales como la invasión rusa de Ucrania, la pandemia de COVID-19 y el aumento de la inflación son en parte culpables, pero el Reino Unido ha quedado en una posición excepcionalmente mala para capear esas tormentas debido a una década de medidas de austeridad, el impacto del Brexit, y los esfuerzos del gobierno conservador por privatizar cualquier servicio público que no esté asegurado. El Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), que está particularmente firmemente asegurado, ha sido un objetivo principal para la privatización a través de un desmantelamiento gradual. Los salarios de las enfermeras del NHS han caído al menos un 20 % en términos reales desde 2010, creando un círculo vicioso de enfermeras que renuncian y los fideicomisos del NHS no pueden reclutar suficientes reemplazos.
Las enfermeras se encuentran entre los trabajadores que se van, votando a favor de la huelga por primera vez en los 106 años de historia del Royal College of Nursing. Pero las luchas del NHS están enredadas con una máquina mucho más grande de infraestructura rota. Los recortes en la atención social han convertido las salas de hospital en hogares de ancianos de facto, creando una escasez de camas que ha convertido a las ambulancias en salas de desbordamiento de facto. Los retrasos resultantes han provocado la muerte de personas durante las horas de espera de una ambulancia, con un exceso de hasta 500 muertes cada semana como resultado de la tensión en la atención de emergencia.
Mientras tanto, las huelgas de los trabajadores de correos han dejado cartas y paquetes que se amontonan fuera de los depósitos, donde son masticados por ratas y zorros. Los precios vertiginosos de la energía y la inflación de los alimentos han dejado a muchas familias frente al dilema de «calentar o comer». El aumento de las tasas de interés ha llevado a aumentos en los alquileres incluso cuando el mercado de la vivienda se estanca. El transporte público es un desastre. La gente tiene frío, hambre y es miserable. Y Lisa necesita frenos.